McGonagall había esperado encontrarse casi cualquier cosa. Estaba preparada para detener maldiciones interminables, peleas físicas y hasta explosiones.
Sin embargo, cuando abrió la puerta se encontró un hurón plateado recorriendo la sala por el aire.
Se encontró a Draco y Hermione bailando pegados. Y juraría que el señorito Malfoy había estado llorando. Pero ambos tenían una sonrisa enorme en el rostro.
Se encontró a Pansy, abrazando a Harry y diciéndole:
—Verás, Damiano y Draco tenían un patrón común. Pero entonces besaste a Sol y bailaste con Thiam y me arruinaste la teoría.
Cerca de ellos, escuchó cómo Ron le decía a su hermana pequeña algo parecido a:
—Espero que sepas que no estará sola nunca, no mientras yo pueda evitarlo.
Vincent y Greggory dormían abrazados el uno junto al otro sobre el suelo húmedo y sucio.
El suelo, de hecho, parecía encharcado con alcohol y restos de magia. La sala apestaba a adolescente hormonado.
Y, por supuesto, no había ni rastro de los señoritos Longbottom y Greengrass. Tuvo que entrar a las habitaciones (que no habían estado allí cuando ella los dejó en la sala) y se encontró a los dos durmiendo juntos, abrazados y escandalosamente desnudos.
Salió corriendo del dormitorio tapándose los ojos.
—Lo diré una vez —anunció, haciendo que todos le prestasen atención de golpe. Nadie parecía haber reparado en su presencia hasta ese momento.
—¡Profesora! —se sorprendió Hermione, alejándose de Draco dando un respingo.
—Como iba diciendo...
Antes de que pudiese terminar la frase, Astoria y Neville irrumpieron en la sala principal vestidos con albornoces y completamente sonrojados.
—Lamentamos el retraso —dijo Neville, mirando hacia sus pies.
Minerva carraspeó.
—Como iba diciendo, solo lo diré una vez. La estancia en la sala ha concluido. Deberán volver a sus quehaceres habituales y reincorporarse en el curso habitual de sus lecciones. Tendrán una semana de margen para ponerse al día con el resto de sus compañeros. Conforme diga sus nombres, quiero que vayan saliendo de la sala. Sus enseres personales aparecerán en los dormitorios de sus respectivas casas de Hogwarts. ¿Entendido?
Algunas cabezas asintieron. McGonagall suspiró. ¿Qué diantres habría pasado en esos veinte días?
—Crabbe, Vincent.
El chico agachó la cabeza y salió de la sala, no sin antes lanzarle una mirada a Greg. A su Greg. ¿Cómo serían las cosas con él una vez saliesen de allí? ¿Podría funcionar su relación? ¿Y su amistad con Neville? Solo esperaba lo mejor.
Cuando salió, una multitud se congregaba alrededor de la puerta de la sala. Vincent intentó encogerse en sí mismo para pasar desapercibido, pero la marea de alumnos comenzó a atosigarlo a preguntas.
Entre la multitud reconoció un rostro familiar. Rachel, de las primeras visitas. La primera que le habló sobre el grupo de apoyo LGBT.
—Goyle, Greggory.
El chico salió de la sala con la cabeza bien alta. Una vez fuera, ignoró a toda la gente que los esperaba y tomó la mano de Vincent, tratando de infundirle toda la seguridad que podía.
—Todo saldrá genial, te lo prometo —murmuró, ganándose una sonrisa en respuesta.
—Seamos lo que seamos, siempre serás mi mejor amigo. Lo sabes, ¿no?
Greg fue ahora el que respondió con una sonrisa.
—Granger, Hermione.
La castaña salió, entre tranquila y nerviosa. Estaba impaciente por saber qué le depararía el futuro. Pero, sin duda, la sala había significado un antes y un después en su vida.
—Greengrass, Astoria.
La Slytherin no sabía cuánto tiempo le quedaría, pero pensaba disfrutarlo al máximo. Se quedó en el marco de la puerta hasta que la profesora anunció el siguiente nombre.
—Longbottom, Neville.
La castaña tomó entonces la mano de su novio, ambos ataviados con un albornoz. Entrelazaron los dedos como una promesa de permanecer juntos dentro y fuera de la sala, juntos contra cualquier tipo de adversidad.
—Malfoy, Draco.
—Lamento corregirla, profesora —interrumpió el rubio—, pero es Black. Draco Black, a partir de ahora.
Con una sonrisa llena de confianza y determinación, el rubio salió al mundo real.
—Parkinson, Pansy.
La chica miró a su nuevo mejor amigo y a su nuevo novio y salió de la sala, sabiendo que estaba a punto de comenzar su mejor vida.
—Potter, Harry.
Harry había experimentado muchos cambios en la sala. Y no sabía qué cambios le depararía el futuro, pero sabía que fuera lo que fuese, estaba rodeado de las personas correctas.
Y, bueno, quizás no se había rendido del todo con el tema del amor. Al fin y al cabo, había encontrado un nuevo interés creciente por cierto chico de ojos azules.
—Weasley, Ginny.
La pelirroja sabía que había metido la pata más veces de las que podía contar. Pero se lo había pasado bien. Y había aprendido. Y, a partir de ahora, haría las cosas mejor, aunque necesitase ayuda. Era una promesa hacia ella misma.
—Weasley, Ron.
Antes de que el chico pudiese ver si quiera ver la multitud, Pansy le plantó un profundo beso en los labios.
—Lo siento —musitó—. No podía resistirme a darles una primicia.
Dentro aún de la sala, con un movimiento de varita, Minerva McGonagall se aseguró de que todo comenzase a ordenarse y suspiró con cansancio. Esos adolescentes estaban locos.
No seas así de gruñona, Minnie.
—Oh, cállate —le espetó la mujer.
Sabes que me necesitas.
—Lo que tú digas. Pero, la próxima vez, cíñete a hacer tu trabajo.
¿Y dejar de ser la estrella y el centro?
Casi parece que no me conocieses.
Nos vemos a la próxima, Minnie.
La mujer suspiró de nuevo. ¿Cuántos años más tendría que aguantar a la pared y a sus dinámicas de convivencia?
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¿Verdad o reto? (HP)
Fanfiction¿Qué pasaría si encerráramos a cinco Slytherins y cinco Gryffindors en una misma habitación? ¿Y si, para colmo, empezasen a jugar a Verdad o Reto? ¿Qué pasa si añadimos cartas y una pared metiche? Harry, Ginny, Neville, Ron, Hermione, Draco, Pansy...