Cuarto día: Preparando la fiesta.

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Tres días, tres capítulos. Estoy en racha. 

Advertencia: Este capítulo puede mezclar fandoms, pero no es mi culpa que hayáis decidido que Nico Di Angelo esté en la fiesta. 

—Claro.

Ginny le sonrió y, al instante, se arrepintió. ¿Qué estaba haciendo? Se había dicho que no iba a esperar para siempre a Harry. Bueno, ya estaba hecho y poco podía hacer ella. 

—Bueno, es hora de que empiece a preparar la fiesta. Vosotros podéis dedicaros a lo que sea—anunció Astoria poniéndose en pie. 

—Yo te ayudo—se ofreció el chico de la rana. 

Hermione corrió al dormitorio para empezar a leer uno de los libros que le habían enviado. Ron se lanzó a la cama para poder dormir un poco más. El resto decidieron turnarse para ir al baño y asearse o para ir desayunando cosas, dejando a Astoria y a Neville solos con los preparativos. 

—Vale, creo que deberíamos ir a la cocina y preparar unas mesas con comida—sugirió Astoria para empezar. 

—Sí, y después las movemos con un encantamiento locomotor—propuso el chico. Su amiga asintió y se encaminó a la cocina. 

Empezaron a rellenar en completo silencio una mesa con chocolatinas y toda clase de golosinas y chucherías. En el centro colocaron la tarta de calabaza que Ron había cedido para la fiesta cortada en pequeños trozos. 

—¿Crees que podríamos hacer una ensalada con esto?—preguntó el muchacho señalando media lechuga y atún en conserva. 

—Podría intentarse...

Ambos se pusieron a trocear lo que había de lechuga y a vertirlo en un bol. Después abrieron las latas de atún y las echaron también. El resultado no era demasiado apetecible. 

—Bueno, y ¿si apagamos las luces y decimos que para estar en la fiesta usaremos las varitas?—propuso él. —Así nadie verá este desastre. 

—Buen punto. Solo falta la música...

—¿"Las brujas de Macbeth"? Es un grupo que le encanta a Ginny. Podríamos reproducir la música con algún conjuro.

—¿Desde cuándo eres un genio?—preguntó la castaña divertida. 

—Desde que nací.

—Ya, claro— se burló la chica intentando darle un golpecito en el hombro. Sin embargo, Neville detuvo su mano por acto reflejo. 

Así que así estaban. Cara a cara, él sosteniendo la mano de ella por más tiempo del necesario y ella mirándole profundamente a los ojos. Astoria iba a decir algo como: "Deberíamos seguir con la ensalada", pero no encontró la fuerza para soltar las palabras. Tenía un nudo en el estómago que le impedía moverse o hablar. Podía notar un terremoto en su corazón tan fuerte que casi se olvidó de cómo respirar. Tampoco se podía decir que Neville estuviese tranquilo, precisamente. Sin darse cuenta le temblaban ligeramente las manos, sobre todo la que sostenía la de la chica. 

—Vale, creo que ya podemos...—empezó a decir Astoria casi sin energía. 

—Sí...—murmuró Neville aún paralizado. En pocos segundos, volvió a reaccionar y dijo, al tiempo que se separaba: —Sí, sí, claro. 

La Slytherin respiró con calma para tratar de regular el ritmo de su corazón. 

—Encárgate tú del encantamiento locomotor y yo del de la música. 

Así lo hicieron. En menos de una hora, ya tenían todos los asuntos de la fiesta preparadps, así que decidieron reunirse con el resto, quienes ya iban vestidos para la ocasión. Habían optado por vestirse de una manera entre elegante y cómoda. Había que admitir que todos parecían como la versión más hermosa (externamente) de sí mismos. 

La pareja de amigos que acababa de llegar se sentía algo fuera de lugar, aún en pijama. 

—¡No puedes ir así a tu propia fiesta!—exclamó Pansy.— Ven, que te ayudo a prepararte. 

Automáticamente, Pansy agarró de la mano a la castaña y la arrastró hasta el baño. La chica se sentía algo incómoda por ser arrastrada por su ex-amiga, pero acabó por seguirla resignada. Tampoco tenía otra opción. Mientras las Slytherins estaban en el baño, los demás decidieron seguir a Neville para que les explicase un poco cómo habían preparado las cosas. 

Sin embargo, se encontraron en la sala principal una extraña sorpresa. 

Un numeroso grupo de personas de diferente aspecto se encontraban allí hablando unas con otras o observando la sala. Pudieron reconocer de vista a algunos de ellos.

Una chica bajita daba brincos por la sala mientras observaba ansiosa la comida. Ron recordaba haberla visto haciéndole la competencia en la mesa de Gryffindor en las cenas. 

Dos chicas hablaban. Una de ellas tenía el pelo negro oscuro y los ojos debatiéndose entre grises y azules. La otra le sacaba una cabeza y era divertido verlas interactuar. 

También había otra muchacha algo apartada que solía frecuentar Sortilegios Weasley. Parecía una taza de café personificada. Ojos, pelo e incluso ropa color café. Su piel era de un tono tostado, que tampoco se alejaba mucho del color café. 

Draco reconoció a dos Slytherins que hablaban entre ellas bastante emocionadas. Sabía que una de las chicas (cuyo nombre era Ellie, o eso creía recordar) sentía atracción por él, cosa que se hizo más que obvia cuando se giró y le vio. Rápidamente volvió la mirada hacia su amiga morena, que lanzó una especie de gritito fangirl mientras le golpeaba el hombro. 

Una chica de ojos verdes y cabello rubio dio un paso adelante y se presentó: 

—Hola. Yo soy Clelia, pero Draco, Vicent y Greggory ya deberían conocerme. 

Al ver que estos no reaccionaban, añadió: 

—Somos compañeros de casa. Por cierto, ¿dónde están Pansy y Astoria? Creía que estaban también aquí. 

—Y lo están, pero en el baño—aclaró Neville. 

—¿Y tú por qué vas en pijama?—soltó la chica alegre. Él se encogió de hombros.— A lo que iba, ellas son Ellie y Laura— dijo señalando a las dos chicas que de Slytherin que estaban hablando.— Aquellas dos de allí son Bárbara Nora Foster y Anne Williams, de Slytherin y Gryffindor respectivamente—señaló a las dos chicas con gran diferencia de altura.— La que parece una muerta de hambre rondando la comida es Kat. Después están Nicole, de Hufflepuff— señaló a la chica café. 

Se movió un poco por la sala y cogió del brazo a dos chicas. Una de ellas tenía el pelo y los ojos marrones (Emily, de Ravenclaw, por lo que les dijo Clelia) y la otra tenía los ojos color miel suave y el pelo negro. Se sonrojó cuando Clelia mencionó su nombre, quizás por la timidez: Karen, de Gryffindor. 

—Y por último, tenemos a...¿dónde se ha metido Nico?—preguntó la Slytherin. 

—Aquí—se escuchó una voz al fondo de la habitación. Todos volvieron la mirada. Un chico pálido de pelo y ojos muy oscuros se regía ante ellos. 

Todos tragaron saliva un poco impresionados por la figura del chico. 

—Bueno, aquí tenemos a la bellísima Astor...—las palabras de Pansy se quedaron en el aire cuando vio a la multitud que se hallaba en la sala.— Esos son nuevos.

—Sí, ¡y hemos traído cerveza de mantequilla y whisky de fuego! No se lo digáis a McGonagall—comentó Kat.

¿Qué extrañas cosas sucederán con los nuevos invitados en la sala? 

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora