Octavo día: Una madrugada desagradable

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Cuando Pansy entró en la habitación de Draco y Hermione, se los encontró en ropa interior durmiendo y se sintió una invasora de la intimidad ajena. 

—Malfoy —susurró, sacudiendo el brazo del Slytherin—. Malfoy...

Finalmente, el rubio abrió los ojos malhumorado y se levantó de la cama a regañadientes. 

—¿Qué? —consiguió decir, con los labios casi pegados. 

—Hora de limpiar los baños, Malfoy. Voy a avisar a Crabbe y nos vemos en el baño. 

La azabache fue a la habitación de sus otros compañeros. Estos dormían encogidos en cada extremo de la cama. Solo hizo falta un paso para despertar a Crabbe. En realidad, el chico estaba despierto desde hacía bastante. Con un gesto, que sorprendentemente Vincent pudo ver en la oscuridad, le indicó que fueran al baño. 

—Estúpido brebaje —protestó el grandullón somnoliento. 

—Lo siento, Crabbe, pero te tocó —rió la chica. 

Una vez los tres estuvieron en el baño, Draco fue el primero en hablar: 

—¿Cómo nos organizamos?

—Podríamos utilizar la magia. 

No, no. 

¿Qué clase de castigo sería entonces?

Al estilo muggle, señoritos. 

Suerte ;D

—Como estoy odiando esta pared —masculló Draco. 

—¿Quién limpia qué?

—¡Yo el fregadero y el suelo! —corrió en decir Parkinson. 

—¡Yo la ducha! —se pidió Crabbe. 

—¿De verdad me han dejado el váter? —protestó el otro muchacho, asqueado. 

Mientras Crabbe miraba con repulsión el conjunto de pelos atascados en la desembocadura del agua, Draco intentaba no imaginar las atroces asquerosidades a las que se enfrentaría al mirar la taza del váter. Siempre que había ido al baño, había tratado de obviar la suciedad. Y, honestamente, no tenía ganas de verla ahora. Pansy, por su parte, estaba satisfecha de su elección. El lavabo no podía ser tan asqueroso y, además, ¡oh, por Merlín! ¿Aquello que se movía en las cañerías era una cucaracha? ¡Oh, por Merlín! Si eso estaba en el lavabo, ¿a qué se tendrían que enfrentar sus compañeros?

—Oye, como tenemos toda la mañana... ¿No creen que sería mejor hablar? —propuso el rubio, reprimiendo una náusea. 

—¿Sobre qué? —preguntó Vincent, quien había preferido empezar por lo más repugnante. La bola de pelos mojados del desagüe. 

—No lo sé. Pansy, ¿cómo te encuentras? —quiso saber Draco.

—Perfectamente, Malfoy —contestó la azabache con un tono gélido. Incluso Crabbe pudo percibir ese matiz cortante y duro con el que la Slytherin le hablaba al rubio. 

Hubo un tenso silencio que duró tan solo unos segundos. 

—¿Y tú, Vincent? —siguió Draco. 

—Bien... —respondió el muchacho sin dar demasiados detalles. 

—¿No tenéis nada más que decir? ¿Algo que comentar? —seguía insistiendo Draco.

Nadie dijo nada, concentrándose en su tarea de limpiar. Al rubio aquella tensión se le hacía casi inaguantable. Era muy extraño estar rodeado de personas que solían besar el suelo por el que pisabas y que, de repente, ya no te adoraban tanto. Que, incluso, te detestaban. De tenerlo todo a no tener nada había un pequeño paso. ¿Tan mal les había tratado? 

—Vincent, ¿me pasas la botella azul? —pidió Pansy. A continuación, dijo—. Por cierto, ¿todo bien con Greggory?

—Sí, la verdad es que sí. Necesitaba un par de días para desahogarse. 

—Está bien, pero ten cuidado. 

Mientras tanto, Malfoy escuchaba. ¿Cómo era posible que ellos dos hablasen tan normal y cuando él preguntaba se cerrasen en banda? ¿Qué hacía tan mal? 

—No te preocupes. Pero quizás tú deberías hablar con él y solucionar vosotros vuestros asuntos. 

—Lo sé —suspiró ella con tono cansado. 

—Y tal vez también podrías hablar conmigo sin ponerte a la defensiva —sugirió el ojigrís, entrando en la conversación. 

—En serio, Malfoy, déjalo —dijo Parkinson con uno de los tonos más cortantes que podrían existir. 

Ese tono congeló a Draco hasta los huesos. Incluso Crabbe se removió incómodo mientras abrillantaba la mampara de la ducha. Por su parte, la azabache ni siquiera había alzado los ojos. No parecía importarle en absoluto. 

—Déjalo tú, si puedes —espetó Draco, intentando calmarse—. Pero yo estoy cansado de ser siempre Draco, la mala persona. Por una vez en mi vida quiero ser Draco, el que intenta hacer las cosas bien. Pero no es mi culpa si tú no me dejas. 

—Claro, entonces ahora es mi culpa, ¿no? ¿No crees que tengo mis razones para no fiarme de ti? 

—¡Pero si tú eres la que ahora dice ser buena persona! Y eras igual o peor que yo. ¿Por qué tú puedes cambiar y yo no?

—Yo lo estoy intentando, cabeza hueca —escupió la Sltherin, dejando de limpiar el lavabo y mirando a Malfoy por primera vez. Él también tenía los ojos fijos en ella—. Pero tú has estado tratándome como basura desde siempre. Y esta sala no cambió nada, hasta ayer. Y sé que en cuanto acepte tus disculpas, te colgarás la medalla de buena persona y volverás a ser el de siempre. Salvo con Hermione, por supuesto. 

—¿Otra vez celosa? —casi rió Draco.— Debí saber que siempre serías la tonta, rencorosa, celosa y falsa Parkinson.

Aquellas palabras habían herido más de lo que le hubiese gustado admitir a Pansy. Tragó saliva e intentó mantener aquella improvisada coraza que la protegía mediante comentarios mordaces y actitud indiferente.

—Me encanta tu forma de disculparte, Malfoy. 

—Pero no niegas nada. 

—¡Ya! Dejen de pelear, chicos —pidió Crabbe, incómodo con toda aquella discusión. 

—¡No te metas! —exclamó el rubio. 

—No. Déjale hablar —dijo Pansy—. Además, deberíamos volver a limpiar o no acabaremos nunca.  

Crabbe hizo un gesto de afirmación y siguió centrándose en la ducha, mientras que Pansy terminaba de desatascar el desagüe del lavabo. Draco los miró durante un rato sin hacer nada, cabreado y frustrado a partes iguales. Realmente quería mejorar, pero Parkinson sacaba lo peor de él. Y no podía hacer nada por evitarlo, lo que era frustrante. 

*** 

Mientras tanto, Harry estaba despierto. No sabía a qué hora exactamente se había despertado, pero había sido por culpa de una pesadilla. Voldemort volvía, y él estaba muerto, o semimuerto, porque veía lo que pasaba a su alrededor. Remus, Tonks, Fred y Dobby habían muerto y podía ver sus fantasmas. Además, muchos salieron heridos. Colin Creevey, Lavender Brown. Ahora veía sus cadáveres también. ¡Hedwig! Su pequeña lechuza estaba muerta. 

Así que se había despertado, llorando y sudando. Se encontraba algo mareado y no quería levantarse. A su lado, Ginny dormía plácidamente. Había pensado que quizás sería buena idea hablar un poco más con ella. No sabía casi nada de ella, salvo que era hermana de Ron y buena jugadora de Quidditch. También sabía de algunos de sus novios, y su paso por el ED. Pero, ni siquiera le había preguntado por anécdotas o por experiencias. Todo lo que sabía era desde fuera. Ella nunca le había contado nada. 

***

Este ya es el último capítulo cortito. El siguiente ya será el de las cartas. Temido y deseado a partes iguales...

Espero que hayan disfrutado este capítulo. 

PD1. ¿Qué piensan que hará Draco con respecto a Pansy?

PD2. ¿Qué opinan de Harry?

PD3. Extrañé Nevstoria en este capítulo. ¿Y ustedes?

¿Verdad o reto? (HP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora