73: Al final de mi día...

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73: Al final de mi día lleno de errores incómodos, tú, mi refugio, estás esperando por mí

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73: Al final de mi día lleno de errores incómodos, tú, mi refugio, estás esperando por mí.

Kim está a punto de llorar pero Chay no dice nada.

La corbata y el saco elegante que probablemente usó todo el día están ahora en el piso de su dormitorio.

Está claro que Kim está cansado y deprimido, y Chay también sabe que nunca lo aceptará. Kim siempre tiene que ser ese hombre fuerte que no tiene derecho a quejarse de un mal día. Siempre tiene que ser ese hombre que no puede aceptar no estar bien.

En todos los meses que han estado juntos, Chay ha aprendido a descifrar algunos de esos momentos de silencio en los que no sabe cómo llegar a Kim. Sabe que hay momentos en que Kim no tiene las palabras adecuadas para decir lo que está pasando dentro de él.

Esos momentos de silencio solían asustarlo pero ya no, ahora lo sabe mejor. Sabe que lo único que tiene que hacer es estar ahí. Sabe que, a veces, lo único que necesita Kim es sentirlo cerca.

Así que lo toma en sus brazos y luego Kim empieza a llorar y oh, eso es nuevo.

Chay está preocupado porque algo realmente malo debe haber pasado si Kim está llorando así, pero Chay sabe que no es el momento de preguntarle al respecto.

Así que Chay lo abraza con fuerza como si la vida de Kim dependiera de ello y los brazos de Kim se aferran a él como si fuera lo único que evita que se rompa sin posibilidad de reparación. Y Kim llora y llora y Chay comienza a hablar en voz baja como solía hacer Porsche cuando era niño.

Chay dice: todo estará bien, mi amor, te lo juro. Yo arreglaré cualquier cosa. Haré que todo sea mejor, ya verás.

Y Chay promete: cuando descanses un poco todo será menos difícil y doloroso. Eso es lo que me dices cuando tengo miedo, ¿recuerdas? Y siempre tienes razón, Kim, así que estarás bien. Te amo tanto y odio a todos los que te lastimaron hoy y lucharé contra ellos y estarás bien y te amo, te amo Kim...

Y poco a poco los sollozos de Kim se calman y él se queda ahí, tranquilo y débil entre sus brazos. Y Chay sabe que nadie ha visto nunca a Kimhan Theerapanyakul así porque Kim nunca ha confiado en alguien como confía en él. Chay sabe que Kim le ha dejado ver ese lado de él porque lo ama y eso es un privilegio y una gran responsabilidad, pero nadie nunca ha cuidado a Kim de esa manera. Pero Chay lo hará. Chay cuidará de Kim y lo abrazará así cuando lo necesite.

—¿Mal día?— pregunta Chay en voz baja después de dejar pasar unos minutos.

—El peor— responde Kim con la voz entrecortada.

—Lo siento, pero ahora estoy aquí, ya no estás solo.

—Sí, estás aquí. Estoy mejor ahora.

—¿De verdad?

—Sí, solo quédate conmigo.

—Siempre.

—Me gusta cómo suena eso. Dilo otra vez, ángel.

Y Chay repite la palabra una y otra vez. La mezcla con más promesas y palabras llenas de amor y todo es verdad. Kim ha tenido un día difícil, pero ahora está en casa y en casa es donde tu corazón puede descansar después de enfrentarse al cruel mundo exterior.

Antes de Chay, Kim estaba solo en el mundo pero ya no. Los dos tienen una familia y un hogar en los brazos del otro.

Chay está ahí. Siempre estará ahí para ser el refugio de Kim al final del día.

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora