Los ojos de Kim arden como el fuego de la chimenea que se refleja en sus pupilas color chocolate. Se acerca a Porchay con calma, sabiendo que pase lo que pase llegará a él, que Porchay siempre estará esperándolo y extendiendo su mano hacia él como lo hace ahora.
Hay algo en la mirada de Porchay que hace que la piel de Kim arda también. Es deseo, claro, pero hay algo más, un algo infinito que no se puede poner en palabras. La idea más cercana, claro, es amor, pero a veces Kim siente que esa palabra jamás podría alcanzar para si quiera nombrar lo que Chay le hace sentir. Kim no sabe cómo expresarlo con palabras, pero las manos de los amantes siempre han sabido decir mejor lo que no puede expresarse con la voz.
Así que Kim se acerca a él, a ese ángel de sonrisa dulce que lo llama a su lado como lo ha hecho desde la primera vez que se miraron. Y las llamas de la chimenea arden también en la piel de Chay, la colorean de fuego y de pronto es como si un atardecer apareciera en esa piel.
Y Kim se pregunta cómo será intentar atrapar esa tarde entre sus manos. Kim se pregunta cómo será intentar beber esa tarde de la piel de Chay con sus labios. Kim se pregunta si, cuando las ropas de Porchay estén en el suelo, esos dibujos de fuego seguirán ahí o habrá que convocarlos de nuevo, lentamente, sin temor.
Kim se pregunta si sus manos podrán convertirse en fuego cuando estén en contacto con la piel desnuda de Chay.
Quizá.
No lo sabe.
Solo hay un modo de descubrirlo.
Así que Kim se acerca a su amado y sí, al tocar su cintura y acercarlo a su cuerpo, hay fuego. Un fuego aún más ardiente y brillante que el que ilumina esa habitación. Y cuando los labios del joven tocan los de Chay, el fuego se convierte en incendio y Kim arde, sabe que arde en los brazos donde arderá hasta el final de sus días.
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KimChay Moments
FanfictionEscritos cortos llenos de amor y cosas dulces para sanar nuestro corazón después del final desgarrador de Kim y Chay en el canon.