64: Dulce (Día 31)

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KIM

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KIM

La risa de Porchay llena todo mi departamento y yo siento que me derrito por enésima vez en el día. Mis manos están llenas de harina de arroz y toda el lugar huele a esencia de jazmín y caramelo. Se supone que los dos hemos estado intentando preparar un postre para Porsche quien llegará dentro de un rato, cosa que no me alegra tanto pero es su cumpleaños y Porchay y yo prometimos preparar algo especial para él ya que Kinn ha tenido que salir del país.

Sé que debería sentirme feliz de tener una cena familiar con el hermano mayor de Chay pero todos sabemos que el hombre me odia. Él sabe lo mucho que lastimé a Chay y la verdad es que no puedo culparlo por odiarme. Desde que Chay me presentó ante él como su novio oficial, Porsche ha sido horrible conmigo. Creo que de verdad jamás me perdonará y por eso tengo tanto miedo ahora ¿sabes? Porque sé que Porsche será peor esta noche que mi hermano mayor no está aquí para tranquilizarlo con el poder de su amor o lo que sea.

Sin embargo, a pesar del miedo mi corazón vuelve a latir con rapidez cuando miro que Chay revisa una vez más la cacerola en la que está cocinándose lo que sin duda será un postre delicioso más por obra suya que por mis talentos inexistentes en la cocina, si somos sinceros. Y al verlo así, me doy cuenta de que mirarlo a él es suficiente para calmar mi miedo. Si enfrentar a su hermano es todo lo que necesito para seguir a su lado, creo que podría enfrentarme a Porsche Kittisawat mil veces.

Sonrío sin poder evitarlo y mientras Chay empieza a hablar de cómo Porsche solía preparar el mismo postre cada año, yo dejo que mi corazón baile al sonido de su voz y descubro que podría escucharlo hablarme de miles de cosas sin cansarme. Noto que mis ojos no se apartan de él, podría pasarme lo que me resta de vida mirándolo y habría tenido la mejor vida del mundo mundial.

—¡Prueba!— dice él extendiendo hacia mí un pequeño tenedor que al final de él tiene una pequeña esfera de masa dulce rellena de caramelo.

Chay me dijo el nombre del postre antes de prepararlo pero lo olvidé. Y justo ahora que tomo la mano de Chay para guiarla a mi boca, creo que la cercanía de mi amado me hará olvidar incluso mi nombre si no controlo todo lo que mi corazón siente ahora con tanta intensidad. Debo controlarme, lo sé, porque Porsche llegará en cualquier momento.

—Delicioso...— le digo y mis ojos buscan sus labios sin que yo pueda detenerlos.

—¿Verdad? — dice él sin notar mi agitación.

Calma, Kimhan, deja de pensar en cosas divertidas que no puedes hacer justo ahora. Tienes que calmarte. ¿Cuántos años tienes? ¿Doce? ¡Por todos los dioses!

—Porsche no va a creer para nada que yo te ayudé a prepararlo— le digo y Chay se echa a reír causándome un escalofrió terrible.

—Probablemente no, pero es su postre favorito así que al menos estará callado un rato.

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora