¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vivir con el corazón abierto, hay quienes no conocen otra forma de vivir pero eso es algo que Kim había evitado hacer todo este tiempo. Sin embargo, desde que conoce a Chay es como si toda esa fortaleza infranqueable que había construido en su corazón se hubiera derribado, ya no hay murallas dentro de él. Ya no hay límites para sentir eso que llena su corazón cuando mira al chico que a su lado, sonríe mientras intenta tomar una fotografía de los dos como si no tuvieran ya miles de ellas contando una historia de amor tan dulce que a veces le hace sentir a Kim que va por el mundo caminando con el corazón en la mano.
Y todos pueden verlo, él no puede ni quiere ocultarlo. Él le sonríe a Chay y todo el mundo sabe que él es quien está más enamorado de los dos, no tiene miedo de aceptarlo. Chay pudo haberlo visto con amor primero pero antes de Chay, Kim no había entendido qué quería decir la gente con eso. Chay es el amor mientras ríe y le dice que ninguna de las fotos que ha tomado es buena. Chay es el amor cuando Kim besa su frente y le dice que todas son perfectas porque él está a su lado.
—Te has vuelto cursi, P'Kim— dice Chay con una sonrisa divertida.
—Acostúmbrate, puedo ser mucho peor, ángel— responde él y los dos se echan a reír de nuevo como dos niños que no le temen al futuro ni al pasado, dos niños que han decidido entregarse al presente.
Sí, Kim va por la vida con su corazón en la mano. Y quizá por eso cuando Chay no estuvo, el dolor lo mataba con cada día en el que el adiós estúpido no cedía. Y por eso las lágrimas inundaron su rostro, Kim jamás había sentido tanto dolor y descubrió que no importaba porque ese dolor le había hecho notar que estaba vivo, que podía amar, que podía sentir amor hasta la medula.
Y eso hizo que se atrevería a luchar. Y cada detalle recibido de parte de Chay (las polaroids, la punta exclusiva para guitarra) se había convertido en un amuleto. Y eso bastaba, por muchos días eso fue suficiente hasta que estuvo frente a Chay y ese corazón fue puesto en las manos del otro chico. Y aquel día se besaron hasta llorar y lloraron hasta que el llanto se convirtió en risas, en más besos, en caricias. Y la vida se llenó de todo lo que le faltaba. Y Kim tiene su corazón en las manos adecuadas ahora y no puede creer aún esa magia, la magia de amar y ser amado y poder encontrar belleza en todo lo que antes era cotidiano.
Porchay tiene el corazón y los sueños de Kim en sus manos. Y todo vale la pena. Y no hay otra forma de vivir para él, ya no.
