2: Primera Cita 2

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Kim sabía que estaba actuando como un tonto, pero quería algo material, algo más fuerte que un recuerdo

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Kim sabía que estaba actuando como un tonto, pero quería algo material, algo más fuerte que un recuerdo. Ese día con Chay no había sido un día cualquiera y no quería olvidarlo.

Él y Chay habían ido al cine, habían visto una película de terror y él se preguntaba por qué Chay había elegido algo tan inquietante hasta que una mano suave y cálida tomó la suya. Fue agradable. Cálido. Maravilloso.

La mano de Chay sosteniendo la suya era como un milagro. Un milagro que no se merecía. Un milagro que desearía tener para siempre.

Había sostenido la mano de Chay hasta el final de la película y si alguien le preguntase de qué se trataba la película, no podría decirlo. Se había distraído con la deslumbrante belleza de Chay en medio de aquella sala oscura. Se había distraído con el sonido de su propio corazón que en ese momento estaba escribiendo las mejores canciones de amor que jamás había escrito, esas canciones que nunca compartiría con nadie.

Y esa era la razón por la que se había quedado con la entrada del cine: para recordar que durante dos horas había sido el mejor compositor de todos los tiempos mientras sostenía al chico más hermoso del mundo de la mano.

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora