109: Tres Besos

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Los ojos de Chay se quedan quietos sobre la espalda desnuda de Kim

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Los ojos de Chay se quedan quietos sobre la espalda desnuda de Kim. El chico se siente un poco asustado y algo tonto por no haberlo notado antes pero hay una cicatriz larga recorriendo la piel de Kim. Chay puede notar que es una de esas cicatrices nacidas de un dolor terrible, nada más pudo haberla causado.

Como en un trance, Chay camina hacia Kim quien parece ajeno a todo mientras mira su teléfono en medio de la habitación. Los dos acaban de despertar y Chay encuentra encantador el modo en el que el cabello desordenado de Kim cubre su frente. Kimhan es hermoso a toda hora del día pero ahora mismo su belleza parece incluso mayor, es como si el reciente descubrimiento de esa cicatriz en su espalda potenciara todo lo que es perfecto en Kim como si se tratara de un contraste entre un oasis y un desierto.

Las manos de Chay se posan sobre la cicatriz con suavidad, él sabe que Kim debió haber sentido su presencia desde hace minutos así que no le preocupa asustarlo. Kim confía demasiado en él. Kim sabe que él jamás podría hacerle daño. Sus dedos son curiosos y dibujan la forma de la cicatriz que parece ser como un tatuaje sobre la piel de Kim. Chay intenta descubrir quién o qué pudo causar eso en la piel de su amado pero las posibilidades son demasiadas. Después de todo, Kim nació y creció en un mundo lleno de oscuridad y al parecer, se encontró con uno de los demonios de ese infierno en el que el mundo de la mafia suele convertirse a veces.

—¿Quién te hizo esto?— pregunta Chay sin poder reprimirse porque aunque sabe que odiará saber la historia, también es cierto que sería peor el silencio.

—Me metí con las personas equivocadas— dice Kim como si fuera algo normal y el corazón de Chay se rompe al pensar en que de hecho es así para Kim, la violencia siempre ha sido parte de su vida.

—¿Quiénes?— pregunta Chay porque Kim parece dispuesto a contarle la historia.

—Hace años había un chico en la preparatoria. Yo no sabía que era hijo de uno de los enemigos de mi padre así que lo ignoré como solía ignorar a todo el mundo. El chico quería algo conmigo, así que herido en su orgullo, armó un alboroto que terminó causando problemas para la familia. El padre del chico dijo que todo quedaría en paz si su hijo podía sanar su herida causándome una igual así que mi padre aceptó, el chico tomó su venganza y todo salió bien para la familia...

La voz de Kim se pierde en el silencio y Chay no puede creer que su novio pueda contar una historia así con voz tan tranquila. Chay tampoco puede imaginar la crueldad en el corazón del padre de Kim para permitir que un extraño le hiciera eso a su propio hijo pero en realidad no es tan sorprendente. A veces, Chay piensa que el peor enemigo de los hermanos Theerapanyakul es su propio padre.

Chay suspira, no sabe qué decir. Él es consciente de que no puede cambiar el pasado, él sabe que ya no hay remedio pero aun así quiere hacer algo, así que comienza a besar la espalda de Kim y va dejando un reguero de besos sobre aquella piel lastimada que sin embargo, Chay ama con todo su corazón.

Un beso para sanar.

Dos besos para intentar borrar el dolor del pasado.

Tres besos para hacer que, como las flores que crecen en el asfalto, algo bueno brote de esa cicatriz porque Chay sabe que sus besos harán crecer flores si se lo propone.

—¿Ángel?— pregunta Kim, y su tono de voz suena complacido lo que hace que Chay no detenga su concierto de besos.

—Nadie ha besado esta herida antes para sanarla así que lo haré yo— dice Chay de forma sencilla.

Kim ríe un poco y después se da vuelta para tomarlo entre sus brazos y en su mirada hay tanto amor que Chay se siente ahogado en él y sabe que jamás podrá vivir sin ver los ojos de Kim ardiendo de amor por él.

—No hay heridas si estás a mi lado, Porchay— dice Kim y besa sus labios con suavidad—. No hay dolor pasado o presente desde que estás aquí.

Chay sonríe y vuelve a besar a Kim porque esa es la única forma de hacerle saber cuánto lo ama en ese preciso momento. No, ya no hay dolor. Y Chay sabe que mientras él viva, nadie, absolutamente nadie, volverá a lastimar a Kim. 

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora