102: Un minuto contigo es salvación suficiente.

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Un minuto contigo es salvación suficiente

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Un minuto contigo es salvación suficiente. Chay está triste, profundamente triste. Su cuerpo está balanceándose apenas sobre aquel viejo columpio olvidado al que nadie va. La luz de la tarde se derrama sobre su cabello y sobre las ramas de los árboles que se mecen con el viento cálido de la tarde.

 Es un día precioso para estar afuera pero Chay no puede sentir alegría. Ha sido así por días. Sabe que seguirá siendo así por mucho, mucho tiempo. Su corazón se siente como un pozo sin final. Ninguna canción suena bien, la comida no tiene sabor. Chay piensa que ha pasado los últimos días viviendo en piloto automático porque no sabe qué más hacer. Su cuerpo parece demasiado pequeño para contener todo el dolor que lo habita ahora.

 A veces llora hasta quedarse dormido y nadie está escuchándolo. No quiere hablar con Porsche porque su hermano mayor es feliz ahora y desde que es cabeza de la familia menor está demasiado ocupado. Y sí, es cierto que Chay tiene una vida más sencilla ahora porque vive en una casa enorme y siempre hay mucha gente dispuesta a servirlo y a hacer cualquier cosa por él pero jamás se ha sentido tan solo. 

Chay suspira. Él sabe que está siendo patético y por eso ha ido a aquel lugar alejado de la zona llena de riquezas donde vive ahora. Chay ha intentado pedirle a Porsche que lo deje regresar a casa de sus padres pero Porsche ha sido inflexible, dice que es demasiado peligroso y Chay siente odio al pensar que su vida no volverá a ser como era antes porque Porsche y él tuvieron la mala idea de meterse con la familia Theerapanyakul. 

Chay siente el acostumbrado retortijón de dolor en el alma cuando piensa en ese apellido y es por eso que es tan difícil vivir en la mansión de la familia menor. Porque si piensa en ese apellido, después pensará en él, en su nombre, en su rostro, en sus manos y en todo eso que duele todavía. Y no quiere pensar en él porque su nombre duele en su pecho como miles de espadas clavándose. No quiere pensar en él pero, aunque no quiere aceptarlo, es todo lo que hace. 

Chay reprime las lágrimas que están a nada de salir de sus ojos. Sabe que llorar no tiene sentido y no quiere ser la imagen de un chico patético para las personas que pasan por la calle, así que intentando hacer otra cosa, intentando no pensar en él Chay comienza a columpiarse pero incluso eso parece imposible ahora. No tiene fuerzas. De hecho, lo único que quiere hacer es acostarse en el suelo y llorar o dejar de existir o...

Chay escucha pasos acercándose a él y por un momento, se siente asustado pero después un aroma familiar llega a su nariz y todo su cuerpo se relaja y su corazón empieza a latir con fuerza y Chay se odia por eso porque es estúpido dejar que Kimhan siga teniendo tanto poder sobre él pero es así y Chay quisiera huir pero sabe que no lo hará porque todo su ser anhela esa cercanía. 

Y Kim no dice nada, simplemente comienza a empujarlo con suavidad y es injusto que Chay se sienta aliviado al sentir el toque de sus manos en su espalda. Es injusto, es terrible pero también es hermoso y Chay sabe que se quedará justo donde está porque es débil y la única forma de terminar con ese dolor es dejar que la cercanía de Kim lo sane. 

—Empújame con más fuerza, P'Kim— dice Chay como en un sueño. 

Porque no debería hablar con él. No debería abrir la puerta una vez más. Ha sido difícil hacer de cuenta que los dos no tienen una historia ante los ojos de sus hermanos mayores. Ha sido difícil fingir que la presencia de Kim no lo afecta en todas esas reuniones que han tenido en la mansión Theerapanyakul y ahora todo su esfuerzo se irá al demonio porque Kim está con él y está empujándolo con fuerza y Chay siente que vuela y ese pensamiento lo hace reír. 

Y de pronto todo es como en los buenos días y Chay recuerda que llevó a Kim ahí un día en una de sus tantas citas y que Kim también reía mientras él lo columpiaba. Y todo era tan hermoso, todo era como un sueño y Chay se pregunta si no estará alucinando pero no, las manos de Kim, su propia risa, todo parece tan real. Así que Chay se suelta del columpio y simplemente deja que su cuerpo vuele por los aires porque se siente libre y él sabe que el dolor volverá con más intensidad cuando ese sueño termine pero ahora mismo aquel minuto en compañía de Kim está salvándolo y está bien si solo se deja llevar un minuto, ¿no es cierto? 

Y Chay sigue riendo cuando su cuerpo impacta con el pasto verde que rodea el columpio. Sigue riendo cuando Kim se acerca a él y sus manos le ayudan a ponerse en pie. 

—¿Te lastimaste?— pregunta Kim con esa voz dulce y cálida que solo usa con él. 

Y Chay vuelve a reír porque esa es una pregunta tan estúpida. Claro que Chay está lastimado pero esa herida que no cierra está dentro de él y es terrible que solo Kim pueda curarla. 

—Estoy bien— miente Chay y nota que los brazos de Kim están rodeando su cintura— ¿Qué haces aquí?

 —Vine por ti— dice Kim con sencillez—. Tu hermano inició una campaña de búsqueda porque no has estado en casa desde la mañana y no contestas el teléfono. Está muy preocupado así que Kinn nos pidió a todos que ayudáramos a encontrarte. 

—No me di cuenta de que era tarde— dice Chay y no se aleja de Kim.

 No es sorprendente el hecho de que Kim haya ido a buscarlo a ese lugar. Solamente Kim sabe de ese sitio y de que es el escondite favorito de Chay cuando todo es demasiado difícil. 

—Déjame llevarte a casa— dice Kim y Chay tiembla cuando una de las manos del otro chico delinea su rostro con adoración y ¿por qué? ¿Por qué Kim hace todo tan difícil? 

Si no puede amarlo, ¿por qué sigue dedicándole canciones? ¿Por qué lo sigue con la mirada cada vez que están juntos en la misma habitación? Y más importante, ¿porqué Kim está ahí, por qué lo sostiene entre sus brazos como si no quisiera dejarlo ir nunca? 

—No quiero ir a casa— dice Chay con suavidad y decidiendo que esa tarde será todo lo estúpido que quiera ser, se aferra al cuerpo de Kim con desesperación y Kim hace lo mismo y demonios, ahora mismo sería tan fácil perdonarlo y olvidarse de todo. 

—Yo tampoco— dice Kim y sus labios se posan en su frente—. No quiero ir a casa jamás. 

 Chay sonríe y se olvida del mundo. Él sabe que tendrá que despertar de ese sueño. Él sabe que el dolor volverá porque aún es demasiado pronto y no puede hacer de cuenta que Kim no lo rompió de forma terrible. Pero esa tarde será una tregua, solo eso. Aquellos minutos con Kim quizá, sean la única forma de salvar a su corazón de la muerte.

NDA: Una disculpa si este capítulo quedó bastante agridulce. Estos días han sido así para mí también. En fin, un abracito para ti si llegaste hasta acá y estás llorando conmigo TWT ¡Por cierto! Gracias por las 55k lecturas, ustedes son lo más bonito que existe :D 

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora