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Ya llevan una semana juntos y el mundo que los rodea no importa.
Están sentados en el jardín de la casa principal, ambos sonriendo y mirándose a los ojos. Todos los miran con cariño o molestia, pero a Kim y Chay no les puede importar menos. Como decidieron darle otra oportunidad a su historia, lo que suceda a su alrededor no es importante.
Kim, por ejemplo, está ocupado tratando de memorizar la cara de Chay, no puede quitarle los ojos de encima. Lo mira con adoración, no puede creer que Chay esté ahí y que Chay esté sonriendo y Kim tiene que tocar su rostro solo para saber que es real.
—Estás aquí— susurra Kim como en un secreto sagrado y la sonrisa en los labios de Porchay brilla más que el sol.
—Estoy aquí— susurra Chay a cambio.
—¿Te vas a quedar?— pregunta Kim con una pizca de preocupación.
—¿Vas a permitirme quedarme contigo?— Chay responde y Kim siente un poco de vergüenza porque, bueno, Chay tiene razón, él fue quien lo alejó la última vez.
—Quédate aquí, podemos vivir para siempre aquí.
—Como en la canción— dice Porchay y Kim se ríe un poco.
—Estaba hablando en serio en esa canción: estaré bien si te quedas aquí.
—No me voy a ir, P'Kim, pero tienes que prometerme que vas a quedarte conmigo también
—Lo prometo. Me quedaré contigo pase lo que pase, Chay.
—De acuerdo.
—De acuerdo.
Y Kim besa sus labios suavemente para sellar su promesa. Eso también es algo nuevo, tener el privilegio de besar a Porchay solo porque puede y porque Porchay también quiere besarlo. Es maravilloso, es como un milagro. Kim cree que vale la pena estar vivo solo para besar a Porchay y escucharlo decir lo feliz que está. Esa ha sido la mejor semana de la vida de Kim y lo mejor es que si cumple su promesa, tendrá esa vida indefinidamente. Kim está viviendo una vida de encanto y no quiere que sea diferente.
Kim sonríe y pone su frente en la de Chay y sí, todo el mundo está hablando de ellos porque han sido como uña y carne durante los últimos siete días y es adorable, pero algunas personas creen que no habrá poder humano o divino que puede separarlos de nuevo.
Pero Kim y Chay no están preocupados por lo que continúan diciéndose dulces palabras. Siguen prometiendo todas esas cosas que prometen los amantes. Están en un mundo propio y no le contarán a nadie sus secretos.
