Chay se siente un poco incomodo usando ese traje caro que su hermano Porsche compró con lo que, al parecer, fuer el salario de al menos dos semanas de trabajo. Mientras las demás personas que forman parte de la compañía con la que ha empezado a trabajar desde hace meses, pasean de un lado al otro del salón de baile, Chay intenta fundirse con el decorado de la pared porque se siente pequeño, avergonzado, perdido, ¿qué demonios está haciendo ahí?
El joven suspira mientras recuerda la alegría de su hermano mayor y de P' Yok quienes lo ayudaron a vestirse con suma elegancia y se siente un reverendo malagradecido. Sí, él sabe que para poder triunfar en el medio artístico tiene que dejar de ser tímido y debe intentar socializar, hacer contactos, granjearse amistades que pueden ser la diferencia entre lograr o no su sueño.
Pero es difícil intentar congeniar con personas que no conoce, personas que meses antes eran solamente ídolos inalcanzables, rostros que veía en la televisión y en las revistas, personas a las que él jamás tendría acceso. Pero ahora, ahora él es parte de todo ese festival de belleza y talento. El agente que lo descubrió gracias a los videos musicales que subió a su canal de YouTube le dijo que pronto él también sería conocido en el país entero y Chay quisiera creerlo, pero ¿cómo? ¿Cómo será posible?
Antes, Chay no era más que un patito feo intentando compartir su música sin esperar que un golpe de suerte llegara a su puerta para cambiarlo todo. Chay ni siquiera se atrevía a soñar porque sabía que triunfar en la industria dependía de mil cosas, muchas de las cuales no estaban bajo su control.
Y sin embargo, ahí está ahora. Chay pasea entre las hermosas chicas vestidas de gala que le dedican sonrisas distantes y miradas de aprobación. El chico camina lentamente con una copa de champagne en la mano, una copa a la que no le ha dado un solo trago porque la tomó de la bandeja de uno de los meseros que pasean por el salón solo para tener algo que hacer con sus manos.
—Dicen que WIK vendrá esta noche— dice una voz de pronto y Chay no puede evitar quedarse de pie cerca de esa platica porque bueno, están hablando de WIK.
Y WIK es algo así como su crush musical, su musa, su inspiración. Y WIK es todo lo que él no es. WIK es confiado, guapísimo y lleno de talento. WIK es la estrella más grande de esa compañía disquera, es algo así como un compañero de trabajo para él y Chay lo ha sabido desde el principio, pero no se ha hecho ilusiones de conocerlo, porque, bueno, es WIK y él es famoso mundialmente, él tiene ya muy poco que ver con todas las estrellas locales que son poca cosa cuando piensas en su éxito.
—¿A qué viene? — pregunta otra chica de voz dulce.
—Dicen que quiere conocer a alguien— dice otra de ellas con una voz llena de algo parecido a la envidia—. Una de las integrantes de ese grupo de chicas que debutó el mes pasado, supongo.
—Bueno, pero es solo un rumor— dice alguien más—. En realidad, es poco probable, ¿qué haría WIK en una fiesta como esta después de su gira mundial?
Chay tiene que estar de acuerdo con esa última aseveración porque es verdad: esa fiesta no es lugar para una estrella mundial y cuando piensa en ello, el joven sonríe con más animo y se decide a tomar por fin un trago de su copa. Quizá de ese modo logre desinhibirse un poco más. Quizá de ese modo, podrá dejar de sentirse como un fraude en medio de esa habitación llena de gente famosa.
Pero de pronto, cuando Chay baja su copa, el joven se da cuenta de que ya no está solo y de que hay un hombre sonriendo frente a él. El hombre en cuestión viste un traje negro sumamente elegante, su cabello largo está atado en una coleta y su sonrisa es encantadora y devastadoramente hermosa. Pero no puede ser. Todo debe ser fruto de haber ingerido su champagne demasiado rápido.
—Tú eres Porchay— dice la voz profunda de nada más y nada menos que WIK en carne y hueso, y su frase no es una pregunta—. Me moría de ganas por conocerte.
—¿A mí?— pregunta Chay y sacude su cabeza en un intento algo tonto por comprobar que eso que está sucediendo es real.
—Sí, a ti— dice WIK sin dejar de sonreírle—. Me encanta tu música. Te he seguido desde el primero de tus videos, ¿sabes? Soy algo así como tu admirador número uno. Me alegra que me hayan hecho caso y te hayan contratado por fin.
—¿Fuiste tú quien les habló de mí?— pregunta Chay y su corazón late de prisa y para ese entonces todo el mundo los está mirando de forma fija.
—No podía dejar de hablar de ti, creo que todos estaban hartos de mí— dice WIK con calma—. Por cierto, estoy haciendo todo mal. Mi nombre es Kimhan, puedes llamarme Kim. Me alegra tanto conocerte por fin, Porchay.
Y WIK sonríe y Chay quisiera desmayarse, pero no puede hacerlo porque no quiere hacer el ridículo en un momento así. Chay se siente como si fuera Cenicienta, como si de pronto un príncipe se hubiera acercado a él, pero no, no quiere que todo se desvanezca a la media noche así que el joven se arma de valor y dice:
—El gusto es mío, P'Kim, ¿te gustaría tomar una copa conmigo mientras hablamos un poco más?
—Me encantaría, Porchay, vine a esta fiesta justamente a eso.
Chay sonríe sin poder evitarlo y camina al lado de WIK, es decir, de Kimhan bajo la atenta mirada de todos los invitados de la fiesta. Pero el mundo entero ha dejado de importar y Chay descubre que puede ser encantador y sociable si así lo decide. Y algo le dice que, a la mañana siguiente, cuando les cuente a Porsche y a P'Yok que logró acercarse a su ídolo, ninguno de los dos va a creerle.
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KimChay Moments
FanfictionEscritos cortos llenos de amor y cosas dulces para sanar nuestro corazón después del final desgarrador de Kim y Chay en el canon.