96: Tú Eres El Mejor Lugar

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— ¡No puedes seguir descuidando tus estudios de esta forma! ¡Saliste con Kimhan ayer!— grita Porsche y los guardaespaldas que custodian la puerta del estudio de Kinn intercambian miradas divertidas porque han tenido que escuchar conversaciones igu...

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— ¡No puedes seguir descuidando tus estudios de esta forma! ¡Saliste con Kimhan ayer!— grita Porsche y los guardaespaldas que custodian la puerta del estudio de Kinn intercambian miradas divertidas porque han tenido que escuchar conversaciones iguales una y otra vez en las últimas semanas.

—¿Qué clase de persona crees que soy?— pregunta Chay de forma incrédula—. He terminado todos mis deberes. P'Kim es la primera persona que se asegura de no interferir con mi horario. Solamente estás enojado porque él sí recuerda las fechas importantes ¿no es así? Hoy vamos a celebrar nuestro tercer mes como pareja y voy a ir a verlo te guste o no.

—¡Oh! ¿Crees que tengo envidia de tu novio?— se ríe Porsche de forma irónica—. Si Kinn no recuerda las fechas importantes es porque está ocupado de verdad, no es un bueno para nada como tu Kim.

—¡No te atrevas a hablar así de P'Kim, Porsche!— dice Chay y los guardaespaldas dejan de sonreír porque normalmente las discusiones entre los hermanos Kittisawat no llegan tan lejos—. Kimhan es un artista y un excelente hombre de negocios. Además, siempre está salvando a tu Kinn de todas las decisiones equivocadas que toma porque ¿sabes algo? P'Kinn es un idiota de remate a veces y todos los negocios de la familia se irían a pique sin la intervención de mi Kim.

—Oh, no, no. No vas a hablar así de Kinn. Vete a tu cuarto. Estás castigado— dice Porsche con voz helada.

— ¡Ya no tengo doce años! Tú no eres mi padre, además ¿ahora sí te importo? No tienes derecho a hacer estas escenas porque te recuerdo que quien pensó que podía valerme por mi mismo fuiste tú. Cuando me dejaste solo para vivir tu cuento de hadas con Kinn nadie te detuvo ¿o sí? No tiene sentido, Porsche. P'Kim cuida bien de mi y yo no soy un chico estúpido a pesar de que tú pienses eso de mí.

—Chay... —susurra Porsche con la voz dolida.

—Voy a ver a P'Kim y punto— dice Chay con algo de vergüenza pero sin ganas de disculparse porque Porsche es un tonto y está enojado.

El silencio entre los dos hermanos se hace pesado, sólo se miran a los ojos con un montón de reproches. Porsche está a punto de contraatacar con un comentario mordaz pero en ese preciso instante, Kim y Kinn entran al estudio con un par de sonrisas brillantes que se borran de inmediato al sentir la tensión en el ambiente.

—¿Están bien?— pregunta Kinn de forma neutral.

—Estamos bien— dice Chay y Kim toma su mano cuando se da cuenta de que su novio está a punto de llorar—. Tengo hambre, P'Kim, vamos a comer ¿sí?

—Por supuesto, ángel— dice Kim con un dejo de confusión pero sabe que debe sacar a Chay de esa habitación—. Kinn, Porsche, debemos irnos. Chay y yo vamos a celebrar algo importante, regresaremos antes de las diez, lo juro.

Kinn asiente y Porsche le dedica una mirada asesina que Kim decide ignorar por completo al tiempo que, sin soltar a Chay de la mano, ambos salen del estudio y Kim escucha cómo su hermano mayor se apresura a preguntarle a Porsche el por qué de la tensión entre él y Chay.

Kim está tentado a hacer lo mismo pero nota que Chay no le dirá nada mientras estén dentro de la casa principal así que se queda callado y cuando ambos están en la calle, Chay se abraza a él y rompe a llorar de forma desesperada.

—Chay, ¿qué sucede? Ángel, ¿qué pasó?

—Porsche es un estúpido y lo odio pero se merecía escuchar lo que le dije porque estoy harto de su actitud pero aún así me siento culpable porque fui injusto con él pero ¿por qué no entiende? ¿Por qué no entiende que te amo y que estoy seguro contigo y que ya nada malo me pasará? Ya no soy un bebé, ya no...

—Calma, mi amor, lo entiendo— dice Kim sin soltarlo—. Porsche es un pesado, lo sé, pero es tu hermano mayor y está preocupado. Es un mal hábito de los hermanos mayores, supongo. Kinn y Khun también suelen sermonearme a veces a pesar de que soy yo quien siempre está cuidandoles la espalda. El deber de tus hermanos mayores es preocuparse por ti y ser un dolor en el trasero, supongo.

—¿Crees que Porsche me odie?— pregunta Chay sintiéndose reconfortado por las palabras de Kim.

—No, debe estar un poco dolido pero hiciste bien en decirle lo que pensabas, es mejor así, Porsche necesita escucharte. Además, cuando los dos estén más tranquilos podrán hablar con calma y todo estará bien. También es deber de nuestros hermanos mayores perdonarnos cuando fuimos tontos con ellos.

—Lo sé pero Hia ha arruinado nuestro día especial— dice Chay con un puchero y vuelve a romper a llorar.

—Claro que no, ángel. No dejaré que nadie arruine nuestro día especial ¿está bien? Ahora sólo tienes que llorar un poco más hasta que te tranquilices y después te llevaré a tu restaurante favorito. Además, tienes que escuchar la nueva canción que escribí para ti. Y tenemos que comprar aquel nuevo video juego del que me hablaste. Y cuando regresemos a casa, te acompañaré a hablar con Porsche si lo necesitas y si no, me quedaré contigo hasta que puedas dormir y al día siguiente todo estará bien, ya veras...

Porchay sonríe en medio de sus lágrimas y se abraza a Kim con más fuerza. Sí, aún siente ganas de llorar por esa discusión estúpida que acaba de tener con Porsche pero Kim está ahí. Kim está ahí prometiendole miles de cosas hermosas que Chay sabe, serán cumplidas sin demora porque así es Kim, siempre está dispuesto a hacerlo feliz, siempre se lleva el dolor de su corazón, siempre le hace olvidar las cosas negativas.

Y Chay quiere celebrar eso y no le importa que su hermano o el mundo entero no puedan entenderlo: Kim es su lugar feliz, Kim es el mejor lugar para él.

Todo está bien cuando está en los brazos de Kim.

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora