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A Kim nunca le gustaron los cuentos de hadas, pero en este momento, un príncipe lo sostiene de la mano. Kim casi puede sentir que camina por enormes bosques encantados bajo el sol primaveral pero él y Chay solo están caminando por el jardín del otro chico que no es ni enorme ni encantado.
Sin embargo, Chay sonríe como si toda la magia del mundo los rodeara. Está sonriendo como si su propio cuento de hadas estuviera siendo escrito solo por el hecho de que la mano de Kim está sobre la suya. Por supuesto, Kim no es un príncipe encantador como lo es Chay. Si su historia fuera un cuento de hadas, él sería más parecido a un demonio o un malvado hechicero que atrapó a un ángel cautivándolo con dulces canciones. Y tal vez eso es exactamente lo que hizo.
—¿Por qué estás sonriendo así?— Chay pregunta con un toque de curiosidad en sus hermosos ojos y Kim se pregunta, no por primera vez, qué tipo de magia hay en ellos que hace que Kim se sienta mágico.
—Estaba pensando en cuentos de hadas— dice Kim y Chay sonríe feliz.
—Me encantan los cuentos de hadas— dice Chay con sinceridad y Kim sonríe con ternura—. Hia Porsche solía leerme uno antes de llevarme a la cama. Los amaba. Siempre le preguntaba si algún día conocería a un príncipe azul".
—¿Un príncipe?— pregunta Kim y oh, maldita sea, cómo desearía poder ser eso para Chay.
—Sí, mi propio príncipe. Nunca tuve ninguna duda de que sería un príncipe— dice Chay y el corazón de Kim se rompe un poco porque, bueno, él no es un príncipe azul en absoluto.
—¿Lo has encontrado?— Kim pregunta y el brillo en la sonrisa de Chay se duplica.
—Sí— responde Chay abraza a Kim con fuerza.
—¿En serio? ¿Lo conozco?— pregunta Kim y Chay se ríe.
—Tal vez.
—¿Cómo es él?— pregunta Kim y se da cuenta de que ha hecho lo mismo antes, ha hecho que Chay hable de él indirectamente.
—Bueno, él es hermoso y talentoso. Él siempre está cuidando de mí. Me ama mucho pero a veces también es un tonto.
—¿Por qué es un tonto?— pregunta Kim y apoya su frente en la de Chay.
—Porque a veces él no puede creer que sea mi príncipe.
—Tal vez necesitas convencerlo con un beso de amor verdadero, ya sabes, tienes que despertar a su príncipe interior con un beso de amor verdadero como sucede en los cuentos de hadas.
Chay vuelve a reír pero luego besa a Kim con todas sus fuerzas. Los labios de Chay lo besan levemente al principio y luego, la lengua de Chay se vuelve atrevida y acaricia sus labios antes de pedirle que se abra para él lo que Kim hace y bueno, demonios sí, está hecho de magia, de eso está seguro. Siente magia por dentro, está hecho de polvo de hadas, arcoíris de unicornio y cualquier otra sustancia mágica que dicen que existe en los cuentos de hadas. Ese ciertamente no es su primer beso, pero seguramente es un beso de amor verdadero solo porque Chay es su único amor verdadero. Puede que no sea un príncipe, pero ¿a quién le importa? El beso de Chay lo está haciendo renacer y en esta nueva vida puede ser un jodido príncipe azul o lo que Chay necesite con la única condición de que lo sigan besando así muchas veces.
—Estoy viviendo en un cuento de hadas y soy tu príncipe, encantado de conocerte— dice Kim y Chay se ríe y luego toca los labios de Kim con sus dedos.
—¿Estás seguro? ¿No necesitas otro beso solo como confirmación?— pregunta Chay bromeando.
—Bueno, ahora que lo mencionas, todavía podría tener algunas dudas...
Chay se ríe y esta vez es Kim quien le da a Chay un ardiente beso que nunca sería parte de un cuento de hadas pero ¿a quién le importa? Él y Chay pueden escribir uno solo para los dos. Él y Chay pueden tener su propia definición de cuento de hadas.
