150: Día de lluvia (Día 8)

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Chay piensa que nunca dejará de llover, el sol no ha salido para él en muchos días

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Chay piensa que nunca dejará de llover, el sol no ha salido para él en muchos días.

El joven mira por la ventana y se da cuenta de que el color del cielo y sus emociones combinan bien. Afuera llueve a cantaros, las gotas de lluvia caen con lentitud sobre su ventana y al mirar su reflejo se da cuenta de que sus ojos no tienen brillo, también son como un cielo sin sol.

Chay tiene miedo de mirar su teléfono porque sabe que, si lo hace, la tentación de mirar una vez más ese video de Kim cantando esa canción que grabó para él será demasiado fuerte. Chay se odia a sí mismo por desear verlo una vez más. Chay se detesta de forma completa porque ese video ha removido algo en su corazón, algo que sería mejor mantener dormido.

Sí, si es totalmente sincero con su corazón, lo único que desea en ese preciso momento es que algo más ocurra. Chay desea que Kim deje de ser un cobarde, que se olvide de grabar videos y corra hacia él y le diga que ha sido un estúpido y que se arrepiente de todo, pero sabe que eso no sucederá. Esperar que Kim intente volver a él es un deseo vano, un deseo tan inútil como desear que la lluvia deje de caer.

El joven suspira y se levanta de la cama únicamente para acercarse a la ventana. No hay nadie afuera. Parece como si la ciudad estuviera dormida, como si él fuera el único ser viviente del universo entero. Él debe ser la única persona que mira caer la lluvia esperando que ésta le diga algo. Chay mira llover deseando que toda esa agua se lleve con ella los deseos idiotas de su corazón, deseos que ya no tienen sentido y que solo duelen cuando recuerda la mirada fría de Kim diciéndole que él jamás sintió nada por él.

Tiene que olvidarse de todo eso, pero Kim no lo hace sencillo. Tiene que enterrar esa historia que de cualquier modo solo era real en su cabeza porque no puede seguir así, no puede seguir siendo solo un corazón hecho pedazos. Porsche dice que es demasiado joven y que ese dolor dejará de ser lo más importante en menos tiempo de lo que él imagina. Porchay piensa que su hermano está loco porque sabe que Kim será una herida que nunca sanará dentro de él.

El sonido del timbre del lujoso departamento en donde vive ahora con Porsche suena de repente y Chay se pregunta si es su hermano mayor quien viene a regañarlo porque por fin ha descubierto que no asistió a la entrevista que es parte de su examen de admisión a la universidad. Porsche debe estar tan enojado que por eso mismo debe haber olvidado la contraseña de la puerta del departamento, ya lo ha hecho varias veces antes y Porchay comienza a sentirse algo harto de ello. Chay ya le ha dicho que no tiene por que visitarlo a diario, Chay se ha acostumbrado a estar solo y ahora mismo no desea la compañía de nadie más. Quisiera poder hundirse en su miseria en soledad. Quisiera simplemente cerrar los ojos y dormir mil horas hasta que vuelva a ser ese chico inocente y sin preocupaciones que era antes de que Kimhan Theerapanyakul rompiera todo dentro de él.

Chay sacude su cabeza intentando alejar a Kim de su cabeza. Él sabe que es imposible luchar en contra de su mente que parece incapaz de dejar ir a Kim y cuando abre la puerta, el joven piensa que su mente sigue jugándole trucos horribles porque quien está del otro lado, ese joven cubierto de lluvia que lleva puesta ropa manchada de lodo y un par de ojos tan tristes como los suyos, no es su hermano mayor.

—¿P'Kim? — dice Chay y cierra y abre sus ojos varias veces como si quisiera asegurarse de que Kim no se desvanecerá.

—Por favor, escúchame— dice Kim con la voz rota y Chay no sabe si las gotas que hay sobre sus mejillas son lluvia o lágrimas.

—¿Qué quieres decirme? — pregunta Chay y su corazón parece detenerse.

—Todo lo que he callado— dice Kim—. Por favor, déjame decírtelo. Sé que no lo merezco, pero escúchame decirte que te amo más de lo que he amado a nadie en esta vida y...

El cuerpo de Chay decide qué hacer antes que la propia mente del chico le diga que es una mala idea, que no debería confiar en alguien que le ha hecho tanto daño antes. Pero el corazón lo urge a olvidarse de todo eso. Su corazón solo ha escuchado esas palabras que jamás creyó posibles, su corazón solo sabe que Kim ha dicho que lo ama. Y entonces Chay abraza a Kim con fuerza, de ese modo que le roba el aliento al otro chico. Kim está empapado y el pijama gris de Chay no tarda en mojarse también, pero eso no importa porque Kim le ha dicho que lo ama.

Y esta vez, los brazos de Kim se aferran a él también con mucha fuerza.

Y esta vez, es Kim quien llora de forma desconsolada entre sus brazos, pero no lo suelta.

Y esta vez, en este día de lluvia, Chay desea que después de hablar todo lo que tienen que hablar, se acabe la tormenta y vuelva a brillar el sol. 

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora