40: Maratón de películas (Día 7)

1K 113 13
                                    

Está demasiado cerca, sí, no, no puede

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Está demasiado cerca, sí, no, no puede... o quizá sí. No, no.

NO.

Sus ojos pretenden estar quietos sobre la pantalla del televisor que muestra una escena terrible donde varios chicos universitarios corren despavoridos de una criatura infernal. Son tan tontos. Kim está seguro de que él habría podido exterminar al maldito demonio al menos una hora antes. Bah, ya no hacen películas de terror como antes.

Kim reprime el suspiro que pugna por salir de sus labios, no quiere distraer a Chay quien de verdad está disfrutando ese maratón del horror como él lo llamó. Ese era el plan que el chico tenía para después de su sesión de tutoría de aquella tarde y Kim no entiende del todo cómo es que sigue ahí aunque se había jurado a sí mismo que esta vez no pasaría demasiado tiempo al lado de Chay.

Pero bueno, ¿hay acaso un alma mortal que pueda resistirse al encanto dulce de Chay? Kim lo duda, al menos en lo que concierne a él, tratar de decirle que no a Chay es una guerra perdida. No puede aunque sería mejor decir que no lo desea. Chay lo invitó a quedarse a su lado y ahí está y ahora mismo está debatiéndose entre tomar o no la mano del otro chico que está cerca, demasiado cerca de él.

Es una tentación terrible. Kim sabe que no debe, no puede. Kim sabe que tomar esa mano entre la suya desatará algo, algo terrible y hermoso, algo sin lo cual no podrá vivir después. Kim sabe que si toma la mano de Chay, después no será suficiente. Kim sabe que tomar la mano de Chay entre la suya será como derribar todas esas barreras que aún ahora protegen su frío y oscuro corazón el cual, por supuesto, está total y estúpidamente enamorado de ese chico precioso que, a su lado, da un brinco asustado cuando en la pantalla el demonio de la película hace una nueva aparición.

Y Kim está a punto de rodar los ojos ante la falta de calidad de los efectos especiales pero la mano de Chay toma la suya y los dedos de los dos se entrelazan como si fuera lo más natural del mundo y oh, buen señor, Kim siente que se ahoga pero que a la vez vuela por el cielo infinito porque Porchay Kittisawat está sosteniendo su mano. Su corazón late con terrible urgencia. Chay sigue mirando la pantalla con total atención y Kim se pregunta si Porchay no está sintiendo que nace, vive y muere con el solo contacto de sus manos. Es increíble lo que Porchay puede hacer con él y en ese momento Kim sabe que no querrá soltarlo jamás. Ojalá esa maldita película dure mil años. Ojalá después de esa, Porchay quiera ver otra y otra y cien más.

En ese instante, Porchay grita con verdadero miedo y Kim cubre a Porchay con sus brazos sin pensarlo. Porchay esconde su rostro en medio de su pecho y eso se siente correcto porque Kim sabe que esos brazos existen solo para sostener a Porchay en ellos. Así que Kim lo abraza con fuerza y Chay hace lo propio y sí, que se acabe el mundo ahora. Por favor, que el tiempo se detenga.

—Lo siento, P'Kim— dice Chay con un susurro suave que eriza los vellos de la piel de Kim—. Yo, uhm, no quiero incomodarte.

—No me incomodas, sigamos viendo la película al menos que haya sido ya demasiado terror para ti— dice Kim y no se explica cómo su voz puede salir de sus labios de esa forma segura cuando todo en su cuerpo y en su corazón está temblando.

—Jamás es suficiente, soy un gran fan del terror— dice Chay y se acomoda mejor entre sus brazos.

Y eso es todo. Ninguno de los dice nada más y Kim está en el séptimo cielo. Los dos siguen mirando la pantalla del televisor pero Kim se asegura de mantener a Chay cómodo y protegido entre sus brazos. Y sabe que está perdido pero así está bien. Ojalá que nadie lo encuentre jamás. Kim quiere quedarse a vivir en ese momento y ver malas películas de terror indefinidamente con la sola condición de que Porchay se quede en sus brazos...

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora