47: ¿Verdad o reto? (Día 14)

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Los dos están algo adormilados pero ninguno de los dos quiere cerrar los ojos

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Los dos están algo adormilados pero ninguno de los dos quiere cerrar los ojos. 

Aquel día ha sido mágico. Ninguno de los dos quiere que termine. 

Hace apenas unas horas que Chay ha hecho su confesión y Kim sigue rodeándolo con sus brazos. Es como si Kim sintiera que Chay va a desvanecerse si lo suelta aunque sea un segundo. 

—Debes dormir ahora— dice Kim mirando sus ojos al tiempo que acaricia su cabello. 

—No quiero, si cierro los ojos vas a desaparecer. 

—No lo haré, Porchay— dice Kim con una sonrisa sincera que hace que Chay se sienta seguro—. No quiero irme de aquí, de hecho. 

—Pero no quiero dormir, esto es mejor que cualquiera de mis sueños— dice Chay y Kim se pregunta, no por primera vez, cómo Chay puede ser tan transparente siempre. 

—Juguemos a algo entonces— dice Kim rindiéndose ante su propio deseo de seguir despierto y mirando a Chay— ¿Verdad o reto? 

—Verdad— responde Chay con una sonrisa emocionada. 

—¿Desde cuándo empezaste a coleccionar posters de WIK?— pregunta Kim y Chay se sonroja de forma terrible. 

—¡Oh no! ¿Viste mi altar?— pregunta Chay antes de esconder su rostro en el pecho de Kim. 

—Lo vi, es adorable— dice Kim con alegría—. Debería iniciar mi propio altar de Porchay ¿no crees? 

Chay sonríe y levanta su rostro para perderse en la mirada de Kim. Él parece hablar en serio y Chay piensa que jamás ha visto a Kim así: cálido, lleno de luz. Es como si Kim hubiera dejado de pelear consigo mismo. Es como si Kim se hubiera rendido también ante todo lo que siente en su corazón. 

—Vi uno de tus videos por azar— dice Chay sin dejar de mirarlo—. Desde que te escuché cantar supe que había algo especial en ti y bueno, ese fue el inicio de mi camino como fan obsesivo, supongo porque a la mañana siguiente ya sabía sobre ti miles de cosas y compré varias revistas donde salía tu rostro ¿verdad o reto? 

—Verdad— dice Kim sonriendo de forma tierna a las palabras de Porchay. 

—¿Cuándo te diste cuenta de que te gustaba también?— pregunta Chay sintiéndose valiente y atrevido porque todas las personas son más sinceras cuando hablan en medio de la madrugada. 

—No lo sé… —responde Kim y una mirada de decepción se pinta en los ojos de Chay—. Es decir, creo que fue como… yo estaba cayendo sin darme cuenta y luego tú apareciste frente a mí y la caída se detuvo y… no sé. Un día estaba intentando escribir una canción pero no podía hacerlo hasta que pensé en ti y entonces todo tuvo sentido. Tú detuviste la caída. Tú te habías convertido en toda la música para mí, ¿verdad o reto? 

Las mejillas de Kim están sonrojadas y Chay piensa que es hermoso que Kim pueda decirle todas esas cosas que son como una canción. Chay sabe que quizá, cuando el sol salga, Kim volverá a ser el chico frío y algo distante de sus primeros encuentros pero no en ese momento. 

—Reto— dice Chay y sintiéndose valiente, acaricia el rostro de Kim quien suspira y cierra los ojos al sentir sus manos sobre su piel. 

—Besame—dice Kim abriendo sus ojos con lentitud y Chay siente que su corazón arde en llamas—. Bésame hasta que salga el sol… 

Chay ríe y piensa que ese reto no es precisamente la clase de castigo que uno esperaría en un juego como aquel pero bueno, puede sacrificarse. Chay aún se siente algo tímido porque su historial de besos empieza y termina con Kim pero cuando sus labios se posan de nuevo sobre los del otro chico, Kim lo guía de nuevo en aquel suave contacto que poco a poco se profundiza y se hace errático, desordenado y a la vez, toda una aventura. Y Chay sabe que aquel es el final del juego. Y Chay sabe que, después de todo, ninguno de los dos dormirá, no cuando hay tanto que aprender de los labios de Kim. Ojalá que esa noche dure por siempre. Ojalá el sol no vuelva a salir, ¿quién lo necesita? 

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora