90: Al principio pensé que era solo enamoramiento

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Al principio pensé que era solo enamoramiento, pero ahora me encuentro deseando casarme contigo y llevarte a casa

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Al principio pensé que era solo enamoramiento, pero ahora me encuentro deseando casarme contigo y llevarte a casa.

Es raro: extrañar a Porchay apenas unos minutos después de verlo.

Ahora puede sentir la soledad de su auto como un vació pesado que también llena su corazón. Cada vez que tienen que separarse, a Kim le resulta muy difícil hacerlo. Quiere llevarse a Porchay con él. Quiere ver su hermosa sonrisa hasta que sea hora de dormir y volver a verla cuando despierte.

A decir verdad, al principio de todo, Kim no había pensado en sus sentimientos como algo serio, era solo un enamoramiento sin esperanza que no entendía muy bien, pero ahora Kim realmente quiere comprar un anillo de diamantes ridículamente caro y ponerlo en el dedo de Porchay.

—Y algún día lo haré— susurra Kim mientras estaciona su auto frente a su departamento que en este momento le parece un lugar demasiado frío para estar solo porque Porchay no está allí.

Kim extraña los brazos de Porchay a su alrededor, incluso aunque pasaron la mayor parte de la tarde abrazados, riéndose y besándose y sintiéndose insoportablemente felices y enamorados. Para Kim no podría haber un mejor tipo de cita. Cuando está con Porchay, todo es perfecto.

Kim sonríe al entrar a su apartamento y cuando está a punto de quitarse la camisa, se da cuenta de que el perfume de Porchay se ha quedado allí. La sonrisa en su rostro se hace aún más grande y llena de luz. Kim se lleva la camisa a la nariz y respira el perfume de Porchay como si fuera el mismo aire que lo hace vivir y, de alguna manera, lo es. Kim cierra los ojos y casi siente los brazos de Porchay envolviéndolo nuevamente.

El perfume de Porchay es dulce y alegre como él y poder volver a olerlo es como tener a Porchay ahí con él. Pero la sensación de extrañarlo es más persistente ahora, por lo que Kim decide que no tiene sentido estar allí solo cuando puede conducir de regreso a los brazos de Porchay. Así que se vuelve a poner la camisa, cierra su departamento y baja las escaleras mientras rápidamente llama a Porchay.

—¿P'Kim?— responde el chico con un dejo de confusión en su voz.

—Estaré en tu casa en veinte minutos, ángel— dice Kim.

—¿Olvidaste algo? Te lo puedo enviar enseguida— dice Porchay.

—No, tengo que ir contigo— dice Kim.

—¿Por qué? P'Kim, ¿estás bien?

—No realmente— dice Kim con un dejo de coqueteo en su voz—. Te extraño. ¿Puedo pasar la noche contigo?

—¡Oh! Sí, por supuesto. Yo también te extraño en realidad— dice Porchay y Kim sabe que su novio debe estar sonriendo tímidamente y Kim siente que la urgencia de verlo arde con vehemencia en su corazón.

Entonces Kim sonríe triunfalmente y se sube a su auto sabiendo que conduce de regreso a la persona con la que se casará algún día.

KimChay MomentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora