A delfina le dieron el alta una semana después, ya estaba mucho mejor, pero con un brazo enyesado.. Se podría decir que la saco barata ya que el accidente fue muy fuerte.
Llegaron a casa y ella fue directo a su hermosa y cómoda cama, la del hospital era tan dura y horrible que ya no soportaba estar ahí ni un minuto mas.
Albert se recostó y sus brazos rodearon su cuerpo, ella dio un largo y profundo suspiro, y las lagrimas comenzaron a rodar sobre su rostro..
- Solo me faltaba un sueño por cumplir para sentirme completa, y un desalmado me lo arrebato.- Dijo rompiendo en llanto.
- Tranquila amor, no pienses en eso ahora, por favor descansa.- Dijo abrazándola mas fuerte.
Delfina quería gritar, putear, revolear cosas, pero no tenia fuerza. La angustia que sentía era tan grande y solo se podía desahogar llorando.
En un momento se quedo dormida y, cuando despierta ya era de noche.
Sus ojos hinchados hicieron esbozar una sonrisa a Albert, quien se encontraba frente a ella leyendo un libro.
- Buenas noches mi chinita.- Dejo un beso en tu frente y acariciando su rostro.
- ¿Qué lees?.- Dijo con curiosidad, nunca había visto ese libro antes.
- Se llama "Este dolor no es mío", me lo dio una señora que me vio llorando en el pasillo, el día que nos dieron tus resultados..- Dijo bajando la mirada.- Me dijo que lo lea, porque iba a entender el porque de muchas cosas..
- ¿Cómo que cosas? ¿Voy a entender el porque no puedo tener hijos? ¿En serio hay una explicación?.- Dijo con bronca, se levanto rápido de la cama y se encerró en el baño. El dolor y la tristeza la invadieron otra vez.
Y las palabras del medico resonaban en su cabeza "Lamento tener que informarles esto, el feto era muy chiquito y no resistió al impacto. Su vientre quedo muy dañado, quitándole la posibilidad de tener hijos. Lo lamento mucho, chicos."
En menos de un minuto se entero de que estuvo embarazada, de que ya no lo estaba y que nunca mas lo iba a estar. Shock. Shock total. Sentía que no podía respirar, que su mundo se desmoronaba en ese instante. Su visión se volvió oscura y cayo desmayada.
Albert intentaba abrir la puerta pero la habia cerrado con llave. No quería escuchar palabras de consuelo, solo necesitaba sacar lo que había estado acumulando.
Lloro, lloro y lloro hasta quedarse sin lagrimas.
Abrio la puerta del baño y lo encuentra a Albert sentado contra la puerta, esperando a que salga.
- Saliste por fin, estas un poquito mejor?.- pregunto refregándose la cara con sus mano.De tanto esperar, se quedo entredormido.
Acertaste con la cabeza y te fuiste a acostar, tanto llorar te dejo sin energías.
- ¿Quieres un te?.- Pregunto acercándose y dejo un suave beso en su mejilla.
Delfina no respondió y solo lo abrazo con las pocas fuerzas que le quedaban. El devolvió el abrazo y así estuvieron un largo tiempo. Ninguno dijo nada, las palabras estaban de mas. Sus cuerpos hablaban, la conexión que había entre ustedes era tan mágica que era lo único que podía reconfortar sus corazones en ese momento.
Delfina volvio a quedarse dormida y Albert agradecía de que lo hiciera ya que no aguantaba mas hacerse el fuerte.
Se levanto muy despacio para no despertarla y salió de la habitación.
Se sentia asfixiado y con muchas ganas de llorar. El dolor que tenia en el pecho no se lo deseaba a nadie.
Camino hacia la plaza que se encontraba a dos cuadras de su casa, y que para su suerte, no había nadie.
Sentado en el pasto dejaste que la suave y cálida brisa te abrazara. Recordó las palabras de aquella amable anciana que le dio el libro en el hospital "Inhala, aguanta la respiración tres segundos y luego exhala despacio.. hacerlo las veces que sientas, eso te calmara querido"
Repitio ese ejercicio unas diez veces. Ya se sentía mucho mejor, mas aliviado y con mas ánimos.
De regreso a casa, sentía la presencia de alguien que lo estaba siguiendo, pero le daba temor darse la vuelta.. pero tomo valor y lo enfrento.
Largo una fuerte carcajada cuando vio que el único Ser viviente que se encontraba allí era nada mas ni nada menos que un pequeño gatito negro, este se acerco y refregó su cuerpo en sus piernas. Sonreíste ante esta acción, nunca habías tenido un gato y tampoco pensabas tenerlo, hasta ahora.
- Hola amigo! Me hiciste asustar sabes? Creí que iban a robarme.- Dijiste mientras lo tomabas en brazos.- ¿Quieres venir conmigo y por eso me sigues verdad?.- Dijo acariciando su nariz.- ¿Te gustaría conocer a Delfi? Yo creo que a ella le encantaría conocerte.- El pequeño gatito comenzó a ronronear.- Ok, tomare eso como un si.
Llegaron a casa y vio a Delfina sentada en el sillón comiendo galletas, lo cual lo puso contento, ya que desde ayer no comía nada y ya no sabia que mas hacer para que comiera algo.
- Hola amorcito, he traído a un amigo.- ella vio al gato y esbozo una sonrisa.
Dejo al gato en el piso y este fue directamente hacia Delfi, se subió en su regazo y comenzó a ronronear.
- Hola negrito lindo, yo soy Delfi y el es Betu.- Dijo señalándolos. El se sentó junto a ella y ambos miraban al gatito.
- Es muy tierno.
- Si, dicen que los gatos negros absorben las malas energías, asique apareció en el momento justo.- Suspiro.- Hay que llevarlo al veterinario para que le pongan las vacunas y demás.
- Si claro mañana iremos, también hay que darle un nombre..
- Supongo que es nene asique se va a llamar Betu.- Dijo ella riendo.
- Betu? Como yo?
- Si, y si es nena, Berta.- Dijo riendo.
- Mmm, me gusta mas Delfa.- Ambos rieron.- Nuestra primer hijita/o.- Dijo Albert y a Delfina automáticamente se le borro la sonrisa.
El suspiro.
No de nuevo decía.
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Buenas buenasssss
Aqui me reporto despues de unos lindos y largos años jajajaj quiza no es un capitulo q les agrade mucho peeeero bueno es lo que hay
voten y comentennnn asi me motivan a seguir escribiendo ah.
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Ríndete a mi.
RomantikAlbert Baró y Delfina Chaves guardan un gran secreto. Ellos esconden dentro de sus corazones un gran amor que se quedó detenido en el tiempo y en un espacio que durante tres meses los albergó y los llevo a vivir la más hermosa e intensa historia de...