Capítulo 72.

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Cataluña, España – Marzo 2018.

Su mirada se perdía ante la inmensidad del paisaje frente a él, uno que conocía muy bien pues había sido su hogar desde siempre.

Era cerca del mediodía y él sentía que los párpados cansados se le cerraban, llevaba varias noches sin dormir bien por la ansiedad que lo invadía, hacía una semana ya desde que le pidió a su manager que enviara su ficha para el casting de Rendición; no había recibido una respuesta o al menos algo que le indicara que Delfina estaba al tanto de su decisión por buscarla de nuevo.

Suspiró y esa acción pareció romper la burbuja donde se encontraba pues de inmediato la voz de su hermano caló en sus oídos.

—Albert sigo pensando que te has vuelto loco.

Él se volvió a mirarlo, había estado tan absorto en sus propios pensamientos, que olvidó que ya llevaba allí cerca de una hora intentando convencerlo de lo pésima que era la idea de irse a América para postularse al papel de Manuel Donatti. Él comenzaba a sentir que después de todo tal vez su hermano tenía razón y estaba perdiendo el tiempo, no por su capacidad para obtener el protagónico, sino de sus posibilidades de recuperar a Delfina.

—Eso no es una novedad, siempre lo has pensado Lisandro —contestó mostrando media sonrisa mientras se acercaba al mueble donde había dejado su móvil, para revisar si tenía alguna notificación.

—Sí, ya lo sé, pero esta vez es distinto, esta vez realmente creo que te has vuelto loco, tú no eres de los actores que corren tras un protagónico, a ti te los ofrecen en bandeja de plata... a ver ¿Desde cuándo no haces audiciones? —preguntó y como respuesta únicamente recibió el encogimiento de hombros de su hermano—. Déjame recordártelo... ¡Desde que tenías diecisiete años! Pues incluso tu primer papel a los dieciséis te lo dieron sin necesidad de competir con otros, solo unas pequeñas pruebas y ya lo tenías, cada vez que ibas a las convocatorias simplemente era para cumplir con formalismos ya que todo el mundo sabía que tú te quedarías con el papel principal... —decía cuando Albert lo interrumpió.

—Las cosas cambian Lisandro, además estoy pisando un terreno nuevo, debo empezar de cero, en América nadie me conoce, bueno al menos no tanto como aquí en Cataluña o en el resto de Europa... — quiso decir algo más pero Lisandro no lo dejó.

—Con mayor razón ¿Qué ganas con ir a arriesgarte a un lugar donde no tienes nada seguro? ¿Qué beneficios puede traerte esto que no tengas ya? Últimamente te la pasabas quejándote del asedio de los medios, de su manía por querer hacer de tu vida privada un circo, si lo que quieres es continuar con tu carrera de una manera discreta lo último que debes hacer es ir a esas audiciones. —señaló con su mirada fija en él, que no tenía la educación para verlo siquiera, pero eso no lo hizo desistir por el contrario se proponía afincarse más.

Albert revisaba por décima vez su correo esa mañana sin encontrar al remitente que tanto esperaba, escuchaba las palabras de su hermano, pero no le prestaba atención pues había tomado una decisión y nada lo haría cambiar de opinión, ni siquiera una negativa de Delfina, pues todo eso no
se trataba únicamente de ella sino también de él y lo que seguía sintiendo.

—¿Acaso no has visto todo el revuelo que ha causado el famoso libro? Los actores gringos se pelean por obtener ese papel, hasta se han creado clubes de fans y esas chicas luchan tal vez con mayor fervor porque su favorito sea el elegido... quien se quede con ese protagónico verá su vida cambiar de la noche a la mañana, se volverá un completo caos y algo me dice que tú no estás dispuesto a asumir todo esto —aseguró mirándolo al fin a los ojos.

—Pues lo haré, si obtengo el papel que estoy casi seguro que así será, asumiré todo lo que tenga que asumir, esto es un reto para mí y quiero tomarlo, lo que saque de ello... bueno solo el tiempo lo dirá, cuando les mencioné sobre mi decisión fue solo para informarles, no fue una consulta ni una petición para ver si podía o no hacerlo, sencillamente lo haré, viajaré a Los Angeles y me presentaré en las audiciones de Rendición. Fin del tema —sentenció con firmeza manteniéndole la mirada a su hermano.

Ríndete a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora