Capítulo 23.

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Albert apenas había tenido las fuerzas suficientes para subir a su habitación en el segundo piso entrada la madrugada, a lo lejos pudo ver que el negro de la noche comenzaba a desvanecerse adoptando un suave tono violeta, clara señal que estaba cerca de amanecer. Sin embargo, se dio tiempo para quitarse los zapatos, las medias, la camisa y tirarse sobre la cama esperando caer en un coma profundo después de haber bebido cuatro botellas de vino.

Horas después ni siquiera la luz del sol que entraba a raudales por el gran ventanal en su habitación había logrado despertarlo, pero no pudo decir lo mismo de la endemoniada música que invadió el espacio en cuestión de segundos y lo hizo levantarse sobresaltado, se llevó las manos a la cabeza que sentía iba a estallar en mil pedazos mientras cerraba los ojos.— ¡¿Qué mierda?! ¿Quién carajos pone esa música a todo volumen a esta hora? —preguntó llenándose de ira.

Se incorporó una vez más intentando hacerlo despacio esa vez para no empeorar el dolor de cabeza que lo estaba matando, dio un par de pasos para acercarse a la ventana y los fuertes rayos del sol hirieron sus pupilas, colocó una mano sobre éstos para evitar que siguiesen siendo lastimados, parpadeó un par de veces para acostumbrarlos, pero aun así no lograba enfocar la mirada con claridad, de inmediato buscó la casa de su gentil vecina, pues no tenía que ser adivino para saber que el escándalo provenía de la misma.

—¡Apague esa música! ¿Acaso se ha vuelto loca? ¿No ve la hora que es? ¡Señorita Chaves! —gritó desde donde se encontraba.

Como era de esperarse no recibió ninguna respuesta, ella no apareció para excusarse con él, ni siquiera para mandarlo al diablo. Así que convertido en una fiera decidió bajar e ir hasta allá y exigirle que apagara el aparato antes que lo hiciera él por sus propios medios. Tardó un par de minutos buscando las llaves de su casa, no sabía dónde las había dejado la noche anterior, tropezó con una de las botellas que había bebido y casi va a parar al suelo, todo eso iba acrecentando la furia en él, hasta que al fin logró dar con el llavero y salir del lugar, caminando con largas zancadas.

Cuando llegó hasta la casa que ocupaba la argentina tuvo entrada libre pues ella había dejado la puerta principal abierta, por lo que sin anunciarse siquiera pasó al salón; sus ojos captaron la imagen de la chica que se encontraba de espaldas a él y todas las palabras que traía en mente para decirle se fueron por un barranco cuando los diminutos short de jean que llevaba ella lo dejaron en blanco.

Las piernas de Delfina Chaves eran un verdadero espectáculo, pero sin duda no tan tentador como lo era el perfecto culo que tenía, aunque ya la había visto en traje de baño días atrás, había algo sumamente erótico en esa imagen que ahora le ofrecía, quizás lo vedada de la misma o saber que con un simple jalón de sus manos podía deshacerse de la misma en segundos. La prenda apenas si alcanzaba a cubrir las nalgas de Delfina, de paso comenzaba en sus caderas, lo que la mostraba como un pedazo sumamente diminuto de tela, más si tomaba en cuenta que la camiseta que la chica traía se encontraba enrollada a la altura de la cintura.

Su respiración pasó de ser acelerada a sosegarse de poco y volverse pesada a medida que su mirada se paseaba por la figura de la mujer frente a él, tragó en seco cuando la vio doblarse con esa maravillosa flexibilidad que poseía para meter un pincel dentro de uno de los botes de pintura frente a ella. Hasta el momento no había notado nada de eso, tenía un verdadero desastre allí, pero verla tan entusiasmada lanzado pinturas a diestra y siniestra lo hizo sonreír. Sin embargo recordó el motivo que lo había llevado hasta allí cuando una nueva canción dio inicio, estaba por hablar pero la voz de la chica que comenzó a entonar la canción lo detuvo.

I guess I just lost my husband
I don't know where he went
So I'm gonna drink my money
I'm not gonna pay his rent (Nope)
I got a brand new attitude
And I'm gonna wear it tonight
I wanna get in trouble
I wanna start a fight...

Ríndete a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora