Albert bajaba las escaleras mientras terminaba de abrocharse los botones de la camisa blanca de lino que llevaba, dejando los primeros sin cerrar, no porque tuviese un objetivo con ello, sino porque le gustaba usarlo de esa manera y aunque la noche se encontraba bastante fresca, algo le decía que hoy tendría mucho calor en cuanto Delfina colocara un pie en su casa.
Mientras caminaba se repetía que debía ser paciente, que seguramente Delfina estaría a la defensiva y rechazaría todo tipo de acercamiento que él quisiera tener con ella, seguramente se mantendría en esa estúpida e infantil postura de "No deseo una relación en este momento".
Ella había mencionado que fue quien dejó al ex novio y que no se encontraba despechada por ello. Pero no lo parecía, su desconfianza debía estar afianzada en algo por el estilo, todas las mujeres eran iguales; después de un fracaso les costaba volver a confiar y debía admitir que la mayoría tenían motivos para hacerlo.
La mujer que ocupaba sus pensamientos, solo podía decir que quizás ella no había entendido el mensaje de que él "tampoco quería una relación en ese momento" no estaba en una posición donde pueda darse ese lujo, no cuando su vida fuera de ese lugar era un completo caos.
Primero debía demostrarle a su familia que estaba centrado y podían confiar en él de nuevo y eso no lo conseguiría diciéndoles, que tenía a una nueva novia en menos de un mes, claro mucho menos si les contaba que no era novia, sino una aventura de verano. Igual ellos no tenían por qué enterarse, no si llegaba a un acuerdo con Delfina donde los dos como personas adultas asumiesen eso de manera natural.
Él lo que deseaba era contar con su compañía, disfrutar de su cuerpo, dormir con ella algunas noches, porque; vaya que le hacía falta el calor que brotaba de un cuerpo femenino en las noches, quería salir a pasear, escucharla reír, enseñarle a cabalgar, nadar juntos, conversar. Cosas tan simples y comunes como esas no algo que debiera implicar un compromiso, sólo un acuerdo que sería sencillo y beneficioso para ambos, debía admitir que le estaba costando pero no desistiría ni loco, ella se había vuelto en su único interés en ese lugar.
En resumidas cuentas era obvio que Delfina traía incrustada en la piel una coraza que si no era por lo del ex, debía ser por algún tipo de prejuicio o algo por el estilo sino ya hubiese bajado las defensas. Tenían casi un mes juntos ahí y ella seguía en la misma postura, había avanzado pero era muy poco y lo más probable era que esa noche no tuviera la oportunidad de acostarse con ella; sería un milagro si lo consiguiese pero al menos podían llegar a un beso o algunos cuantos, no estaba de más alimentar sus esperanzas.
Con esos pensamientos llegó hasta la puerta principal de la casa que ella ocupaba, liberó un suspiro y ensayó su mejor sonrisa, mientras elevaba la mano para golpear con los nudillos la puerta un par de veces, pasaron unos segundos y repitió la acción.
—Hola... perdona estaba apagando las luces de la cocina —mencionó ella abriendo la puerta al tiempo que le sonreía.
—Hola... —respondió él posando su mirada en Delfina.
Albert solo atinó a observarla lucía muy hermosa, el cabello
recogido con un ganchillo sin mucho esmero, se había puesto maquillaje en el contorno de los ojos delineador y brillo en los labios, el rubor de sus mejillas lucía natural. Llevaba un vestido blanco con estampado de flores en tonos rojo, pero lo que más atrapó la atención del actor fue el escote del mismo, era profundo y sutil al mismo tiempo mostrándole un par de senos sensuales.—Estás preciosa —agregó y no mentía, era cierto.
—Muchas gracias, pero no es nada especial... vos también estas muy apuesto... dame un minuto que creo que me olvidé apagar la luz del baño y odio desperdiciar energía —esbozó intentando parecer casual mientras se daba la vuelta y salía con rapidez hacia la escalera.
ESTÁS LEYENDO
Ríndete a mi.
عاطفيةAlbert Baró y Delfina Chaves guardan un gran secreto. Ellos esconden dentro de sus corazones un gran amor que se quedó detenido en el tiempo y en un espacio que durante tres meses los albergó y los llevo a vivir la más hermosa e intensa historia de...