Después que Lisandro se fue, tuvieron la libertad para hacer lo que quisieron y lo primero que pidió Albert fue que ella modelara para él ese sexy conjunto que llevaba, el cuerpo de Delfina envuelto en fina lencería le aceleraba el corazón igual que años atrás, despertando un deseo incontrolable en su cuerpo. Delfina le mostró todas las pelucas que había comprado y también las modeló para él, tenía una negra azabache, otra rubia oscuro entre otras; con cada una le mostraba una personalidad diferente, lo que le arrancó más de una carcajada a Albert que aplaudía sus dotes actorales.
Ese domingo amaneció especialmente hermoso y brillante para ambos, despertaron cerca de las nueve de la mañana pero se quedaron por varios minutos más dedicándose miradas y sonrisas.
Bajaron para preparar el desayuno, algo ligero ya que los padres de Albert los habían invitado para almorzar ese día en su casa.
—Déjame encargarme Delfi —le pidió cuando vio que ella sacaba de la nevera la panceta y los huevos.
—Quiero hacerlo Betu, desde que dejé la villa no volví a una cocina para preparar nada... bueno, a excepción del té con la receta de tu mamá —mencionó tomando con cuidado el afilado cuchillo.
—¿Por qué? —preguntó desconcertado mientras la miraba.
—No podía estar en ese lugar porque me recordaba mucho a vos y siempre terminaba sintiéndome abrumada por tu ausencia —respondió sin mirarlo a los ojos, porque los recuerdos la entristecieron.
—Yo me torturaba escuchando a Aerosmith —murmuró abrazándola por la espalda, queriendo que la diversión en sus palabras alejara la pena en ella, la vio sonreír y continuó—. Pero nunca llegué al extremo de escuchar a Pink, no soy tan masoquista —agregó besándole el hombro.
—Sos tan idiota a veces —dijo mientras sonreía consciente que había hecho ese comentario para animarla, giró el rostro para besarlo en los labios—. La verdad no sé porqué estoy tan enamorada de vos—esbozó mirándolo a los ojos y podía jurar que los suyos brillaban.
—Porque soy irresistible —dijo con una sonrisa arrogante.
—¡Ay por favor! Alguien que pare tu ego antes de que se pierda en el espacio —comentó rodando los ojos y él le dio un beso en el cuello.
—No es mentira... hasta tengo una canción, ya verás —caminó para tomar el control de la consola y encender el iPod ubicado en esta. Había encontrado el momento perfecto para dedicarle esa canción.
Delfina esperaba llena de curiosidad por eso que él se disponía hacer y lo seguía con la mirada, de repente el lugar se llenó de las primeras notas de All of me cosa de John Legend y ella comenzó a reír mientras negaba con la cabeza.
Albert se acercó cantándole, tratando de simular el particular tono de voz de John y cuando llegó hasta ella la envolvió con sus brazos, siendo recompensado de inmediato por una lluvia de besos que caían en su rostro como gotas de lluvia, él hizo lo mismo cuando la canción le permitió y después posó su frente en la de ella mientras la miraba a la los ojos para dedicarle la parte final.
'Cause all of me
Loves all of you
Love your curves and all your edges
All your perfect imperfections
Give your all to me
I'll give my all to you
You're my end and my beginning
Even when I lose I'm winning
'Cause I give you all, all of me
And you give me all, all of you
//
Porque todo mi ser
Te ama a ti
Me encantan tus curvas y tus extremos
Todas tus perfectas imperfecciones
Entrégate a mí
Que yo me entregaré a ti
Tú eres mi final y mi principio
Incluso cuando pierdo estoy ganando
Porque yo te doy todo mi ser
Y tú me darás todo el tuyo, ohh
—esbozó emocionado y perdido en sus ojos.
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Ríndete a mi.
RomanceAlbert Baró y Delfina Chaves guardan un gran secreto. Ellos esconden dentro de sus corazones un gran amor que se quedó detenido en el tiempo y en un espacio que durante tres meses los albergó y los llevo a vivir la más hermosa e intensa historia de...