Capítulo 57.

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Su último día en Varese lo tomaron para ir hasta el hotel en la cima del monte, el mismo donde se llevaron a cabo varias de las escenas de la serie, y que todo el mundo en el pueblo aseguraba, estaba embrujado. Aprovecharon la cámara polaroid que encontró Albert en el estudio de sus padres, se tomaron fotografías saliendo al fin juntos. Él le mostró que también tenía talento para los retratos, al menos le salían mejor que a ella, la especialidad de Delfina eran los paisajes y de eso pudo alardear cuando le tocó su turno de estar tras el lente.

Aunque ella tenía una cámara profesional, no se animó en ningún momento a sugerirle que se tomaran fotografías, en ese aspecto estaban limitados, sabía que no podía ir hasta una tienda y pedir que las revelaran sin dejarlo al descubierto. Delfina sentía que extrañaría mucho ese lugar y a las personas que había conocido en él, la nostalgia estuvo a punto de apoderarse de ella, pero él evitó que eso sucediera.

Antes de ir hasta donde había dejado el auto con todas sus pertenencias ya listas, él mencionó que habían olvidado algo, la tomó de la mano y regresó con ella hasta la casa, pero no llegó hasta ésta, se acercó al mirador de piedra con vista al lago y armándose de valor se asomó al borde del mismo, abrazado a Delfina, aferrándose a ella como si fuera lo único que se interpusiera entre el abismo y él, como si fuera mucho más poderosa que el muro de piedra.

Ella no pudo más que sentirse feliz, complacida y orgullosa por su acto, borró la palidez que intentó apoderarse del rostro de Albert cuando la vio sentarse sobre el muro con una lluvia de besos, sabía que no podía pedirle más, sin embargo, lo mantuvo allí varios minutos hasta que sintió que se relajaba y disfrutaba del paisaje.

Albert se sentía mucho más liviano después de la confesión del día anterior, se quedó despierto junto a Delfina hasta muy tarde mientras hablaban de sus familias, y de lo complicado que resultaba para ambos cumplir con las exigencias que ellos mismos se habían autoimpuesto, bueno en el caso de ella su madre todo el tiempo le estaba recalcando como debía actuar. Mientras que en el de él, siempre disfrutó de absoluta libertad para desenvolverse en la vida, jamás tuvo presiones por parte de sus padres.

Justo en ese momento cuando Delfina se encontraba ya en su estudio de la casa de Toscana, recordaba aquella charla y no podía evitar sentir un poco de envidia. Ella hubiera deseado contar con la misma libertad para tomar las decisiones más importantes de su vida y sobre todo tener el apoyo de su familia, al menos de sus hermanos lo tuvo siempre, pero con sus padres fue más complicado. Sin embargo, se había prometido hacer las cosas por su propia cuenta, actuar según lo que deseaba y la hiciera sentir bien, sólo eso y se llenó aún más de seguridad cuando el recuerdo de su conversación con Albert la invadió.

—Eres un motivo de orgullo Delfina, no sólo para tus padres, seguramente lo eres para toda tu familia y también para mí... —decía cuando ella lo detuvo sorprendida.

—¿Para vos?—inquirió mirándolo a los ojos.

—Sí, para mí, nunca antes había estado con una chica como tú, tienes un montón de cualidades y justo ahora me siento tan insignificante a tu lado —dejó escapar un suspiro y cerró los ojos un instante, cuando los abrió su mirada era distinta—. Yo no he actuado de la mejor manera, por el contrario en los últimos meses actué de manera muy irresponsable y egoísta, te aseguro que mi familia dista mucho de estar orgullosa mí en estos momentos, pero les he prometido a ellos y a mí mismo cambiar y reparar los errores que cometí, quiero regresar a Cataluña siendo otra persona y creo que no pude haber encontrado una mejor inspiración que tú... enséñame a ser como tú Delfi, enséñame a tomarme las cosas con calma y a analizar lo que hago, a no ser tan estúpido e impulsivo, a encontrar un equilibrio en mi vida... quiero quitar de mi cabeza la maldita idea de ser perfecto para ser sólo yo, para sentirme satisfecho con quien soy — pidió sujetándole con fuerza la mano, entrelazando sus dedos con los de ella y rogó para que Delfina le dijera que lo ayudaría.

Ríndete a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora