Capítulo 101.

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Delfina acababa de despedirse de Patricia con un abrazo, cuando Jaqueline se acercó a ella y le entregó su celular. Ella aún se sentía confundida por todo lo vivido en la terraza con Albert, se suponía que se habían encontrado en ese lugar para hablar y poner unos límites, para recordarle que ella era una mujer comprometida y que él también lo estaba. No debían terminar como lo hicieron, en medio de ese beso que aún la hacía estremecer de solo recordarlo, miró la pantalla pero no conseguía enfocarse en lo que éste mostraba.

—Ya sé que todavía te debes sentir entre nubes después de los besos que te diste con el español... pero trata de disimular porque quedaste como una zombi —mencionó Jaqueline con sorna y le señaló con la mirada el aparato para que lo viera—. Te envío un mensaje, no lo leí pero apuesto lo que quieras a que es para pedirte que se vean de nuevo en el hotel —agregó con una sonrisa y una mirada que desbordaba picardía.

—Bueno pierde su tiempo porque no pienso hacerlo, se suponía que debíamos hablar y llegar a un acuerdo... —explicaba mostrándose exasperada cuando la rubia la interrumpió.

—¿Y acaso no lo hicieron? Por lo que vi, ustedes dos se notaban bastante compenetrados y muy de acuerdo en lo que hacían —acotó mientras caminaban hacia la pista donde se encontraban los demás.

—Basta Jackie, ya sé que me porté como una grandísima tonta y que dejé que el traidor de mi cuerpo mandara sobre mi cabeza, pero ya recuperé la cordura y sé que no fue una buena idea encontrarme con Albert en un lugar así, debió ser algún lugar público, un café o en algunas de las áreas comunes del hotel, estando rodeada de personas jamás me hubiera dejado llevar —mencionó sintiéndose avergonzada al recordar lo fácil que cedió ante él.

—¡Qué excusa tan barata Delfina Chaves! —exclamó y su amiga la vio horrorizada al pensar que alguien las había escuchado, para su suerte la música y la algarabía ahogó su voz—. Perdón, pero deberías darme la razón, además mira lo que dice el mensaje que me está matando la curiosidad — pidió deteniéndola.

Delfina miró la pantalla del teléfono en negro, tomó aire y después lo soltó en un suspiro lento,deslizó el dedo y ésta se llenó de luz, su cuerpo temblor al ver el nombre del remitente, pulsó encima.

De: Albert Baró
Para: Jaqueline Martinez
Asunto: Pendiente
Señora Martinez por favor comuníquele a Delfina que aún tenemos una conversación pendiente, me gustaría que la misma se diese hoy. Dígale que la estaré esperando, ella sabe dónde encontrarme. Gracias.
Albert Baró.

Delfina se sintió mareada de nuevo y un calor instalarse en el centro de su cuerpo, un encuentro con él en su habitación de hotel era algo inverosímil, si quería mantener su postura no podía hacerlo, eso era tan tentador como peligroso.

—¿Y qué dice? —preguntó Jaqueline expectante mirándola.

—Nada —contestó y borró el mensaje sin responder.

—Delfina no seas mentirosa, si no dijese nada no lo habrías borrado, por favor no seas cruel conmigo y decime qué quería —rogó.

—Quiere que nos veamos, pero no voy a ir... no es seguro, alguien podría vernos juntos y reconocerlo.Ahora que su rostro saldrá en primera plana de la sesión de espectáculos como el protagonista de Rendición, ya no será un hombre más —dijo y se encaminó de nuevo.

Jaqueline se quedó con ganas de decir algo más e intentar convencerla para que se encontrara con el español, pero debió dejar de lado el tema ya que Delfina se hallaba junto a Marcus, Thomas y Guillermo padre, que reían muy animados por el champagne y el éxito que tuvo la presentación de los
protagonistas de Rendición.

Ríndete a mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora