Mientras estaban sentados a la mesa comiendo, dijo: —Les aseguro que uno de ustedes, que está comiendo conmigo, me va a traicionar. Marcos 14:18
Hoy mientras observaba el famoso fresco de Da Vinci LA ULTIMA CENA, no podía dejar de meditar sobre la cara de dolor que tenía Jesús al sentirse traicionado por uno de los suyos.
Y es que TODA traición es dolorosa, y cuando el traidor es alguien en quien tú confías parece que el suelo tiembla bajo tus pies. No hay peores enemigos que aquellos que se fingen amigos. Porque ellos te conocen y saben cuáles son tus puntos frágiles.
Es asombroso saber que Judas se congregaba con Jesús y comía con él en la misma mesa. Esto nos enseña que También existen traidores en la iglesia, entre los que dicen ser cristianos. Asusta, pero es real. Hay personas que nunca permiten que el evangelio trabaje en su corazón, que viven un cristianismo teórico, de fachada, pero el corazón nunca fue convertido.
El fin de Judas fue triste. Acabó traicionándose a sí mismo y se suicidó. La amistad es algo tan sagrado que el mismo Señor Jesucristo dice que es nuestro Amigo. Pero el traidor, por conveniencia, por envidia, o simplemente por maldad, pisa la tierra sagrada de la amistad para corromperla con la traición.
Si tú fuiste herido por la actitud desleal de tu pareja, un amigo o un hermano hoy te exhorto a que le pidas a Dios que te quite la amargura y el dolor del corazón. Administra la traición con altruismo. Aprende a perdonar. Jesús aceptó que el traidor Judas participara de la última cena con él. No lo condenó. Dejó que la propia vida se encargase de cobrarle el precio de la traición, además Jesús sabia que el traidor en vez de destruirte te ayuda a llegar más rápido a tu propósito.
Recuerda: LOS TRAIDORES SON NECESARIOS, porque así aprendes a no ser como ellos.
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DEVOCIONALES!!!
SpiritualLa evidencia de que Jesus te ama es cierta, pero al final es tu decisión tomar, o no, su oferta!!! Cada día tenemos situaciones difíciles, en las que ya no aguantamos mas,que queremos tirar la toalla y creemos que no hay esperanzas... pero, hey! Dio...