Año 634, la Tierra, Gaia era considerada en este tiempo como la ciudad prohibida, los Raykyris no dejaban a nadie entrar en su tierra sagrada, y aun si muchos de los países habían intentado en innumerables ocasiones penetrar sus fronteras ninguno lo había conseguido.
Entre los países más destacados en este tiempo estaban Arianis, Zetroya, Mestronia, Arcadia, Netarón y Astapor, considerando esta última aquella en la que se encontraba Gaia.
Astapor, en la ciudad de Gaia, era aquella que nadie conocía salvo los Raykyris, Hijos de la Luna.
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Kuroko Tetsuya, hijo del conde de Shirazu, sexta ciudad de Arcadia, miró una vez más por la ventana de su cuarto en la academia de donceles "Santa Jessie". Las hojas de los árboles que danzaban al son del viento, el pasto verde que brillaba por el sol, el olor del campo que le llenaba las fosas nasales y los cuerpos de los numerosos donceles de la academia que a esta hora empezaban con sus lecciones de jardinería llenaban por completo las vistas que se podía contemplar desde su habitación.
Hoy sería su último día allí, sus padres por fin habían decidido llevarlo de vuelta a Shirazu, después de pasar ocho años en ése lugar por fin vería otra vez los hermosos colores de su tierra. Podría disfrutar de nuevo de la compañía de su hermana y sus padres, podría volver a correr por las tierras de su infancia y por fin podría volver a sentir que su familia estaba a su lado.
Hacía tanto tiempo que no veía a su familia que le era difícil, desde hacía algunos años, recordar sus rostros.
Se preguntaba cómo estaría su madre, su padre, su hermana y la servidumbre que de pequeño le ayudaba a realizar sus travesuras.
Dudaba mucho del hecho de que lo reconocieran, se marchó a los diez años y ahora volvía después de ocho años hecho todo un doncel que había aprendido los buenos modales y la estética adecuada, como le había dicho la madre superiora, y tenía que comportarse como tal para hacer honor a la academia.
Salió de su cuarto con muchas ganas de ver a todos, tenía que despedirse de tanta gente que estaría ocupado todo el día, no se imaginaba nada más difícil de su partida que el momento en el que diría adiós a sus demás hermanos.
Se dirigió al comedor principal, donde encontró a todos aquellos que a diferencia de los de la clase de jardinería, no tenían que levantarse al alba para poder ver el avance de los cultivos. Todos enfrascados en sus respectivas conversaciones mientras tomaban el desayuno.
Se sentó en la mesa donde acostumbraba a sentarse con sus amigos, los cuales ya se encontraban allí, hablando de lo que parecía ser el resumen de uno de los libros que acababa de leer Kise.
—Por fin bajas Kuroko, pensamos que ya no vendrías— dijo Takao, mirándole con una sonrisa.
Había sido su primer amigo en la academia, de hecho, habían llegado el mismo día, se encontraron en la puerta del edificio principal y habían hablado de su miedo a ese lugar y de que querían volver con sus familias, abrazando cada uno a su muñeco de peluche y, en el caso de Takao, chupándose el dedo gordo para evitar llorar, pero al final terminaron haciéndose amigos y apoyándose mutuamente en aquél lugar, hasta que por fin se dieron cuenta de que era una familia de la que habían pasado a formar parte y no había nada que temer.
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Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)
FanfictionCuando a Kuroko Tetsuya le dijeron en la academia de donceles que sus padres habían decidido llevarlo de vuelta a casa, su felicidad fue inmensa, de todos modos no entendía la razón por la cual se encontraba allí, y dentro de poco podría ver a su fa...