Capítulo XXVII

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La dedicatoria va a 

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La dedicatoria va a 

@XhiaPalacios  

@Yaoista_de_kokoro  

@yaoiship17  

@ScarleyMadranda  

@JulyGiler  

@HolliganBlue_z  

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Midorima Shintaro había vivido muchas cosas desde su infancia. Había sido testigo de situaciones que eran consideradas demasiado horribles para un niño de su edad antes siquiera de saber lo que era la felicidad de vivir una infancia.

Perteneciente a una familia desestructurada y en la que reinaba sólo el odio, había aprendido desde sus primeros años de vida que las personas eran malvadas y egoístas. Igual que había aprendido que las mujeres y donceles no eran más que buitres que iban en busca de una herencia a la que agarrarse, una herencia que sólo encontraban en un esposo.

Las mujeres eran todas unas víboras, como su madre y los donceles todos unos interesados, como el amante de su padre.

La única persona que le había mostrado desde siempre que era diferente a las demás era Masako, su amiga de la infancia. Era la última persona que le quedaba hoy en día que podía llamar su familia, la única persona que salía de su definición de los otros géneros.

Hasta ahora.

Hasta que supo lo que su esposo había aguantado en silencio por mantener su estatus social, por respetarle como él le había pedido.

Cómo había podido ser tan mala persona con alguien que sólo había querido cumplir con su rol de esposo.

******

Takao despertó del sueño que le había sumido el llanto que no le había abandonado desde que se encerrara en la habitación con Kuroko.

Miró a su alrededor y al no ver a su amigo se frotó un ojo empezando a buscarle por la habitación.

Se acordaba de cuando había entrado en sus aposentos esa tarde, poco tiempo después su amigo había venido a acompañarle y entre consuelos los dos se quedaron dormidos.

Salió de la cama al mirar por todos lados y no ver al peliazul, pensó en llamarle en voz alta para saber si estaba en el baño, pero la puerta de esa pieza estaba abierta dejando ver lo vacía que se encontraba.

Por un momento se preocupó, pero al instante recordó que Kuroko estaba casado y que seguramente estaría con Lord Kagami, así que volvió a la cama soltando un suspiro y cerró los ojos, los cuales le enviaron una descarga de dolor.

Era normal después de todo lo que había llorado, además de que no había parado de frotárselos mientras se limpiaba las lágrimas. Giró la cabeza permitiéndose ver hacia la ventana y sólo entonces se dio cuenta de que era de noche, no se veía nada salvo el cielo estrellado y las antorchas encendidas en los jardines.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora