Capítulo XXI

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La dedicatoria va a 

@MiSolNatsume  

@mihashicastillo  

@mari_garcias  

@SaraRestrepoHernndez  

@ananekochan3  

@NaomiRyusaki  

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Kuroko se removió de nuevo en la cama, sentía que algo le tenía amarrado y fuertemente atado a un objeto duro, intentó en varias ocasiones alejarse, pero cuanto más lo intentaba el agarre se intensificaba.

Se quedó quieto intentando averiguar qué era exactamente lo que estaba pasando y abrió los ojos lentamente encontrándose con la imagen de una ventana.

Lo último que recordaba de la noche anterior era haberse retirado de los aposentos de Takao con Riko, la chica le había preparado para dormir y poco después de que ella se retirara su esposo se había reunido con él.

Llevó su mirada al lugar donde sentía que le tenían atado y se encontró con un brazo que le rodeaba la cintura fuertemente. Inmediatamente se alarmó al no saber qué era lo que ocurría, se dio rápidamente la vuelta intentando saber quién era la persona que le estaba abrazando y cuando se encontró con la imagen de su esposo completamente dormido, su corazón dio un vuelco que lo dejó quieto como una estatua.

En todo lo que llevaba durando su matrimonio, nunca, exactamente nunca, jamás, había conseguido despertar antes de que su esposo se retirara de la cama, por más que hubiera despertado antes que todo el mundo, por más que hubiera despertado antes de que amaneciera, jamás había abierto los ojos y encontrado al otro a su lado, siempre se encontraba con la cama vacía, y con Kagami que se había retirado para ir a la ciudad a ocuparse de sus obligaciones.

Por primera vez en la vida, abría los ojos en un nuevo día y se encontraba con su esposo estando a su lado.

Sonrió lleno de felicidad y sonrió aún más cuando sintió que el brazo de Kagami se aferraba más a su cintura, atrayéndolo a su cuerpo. Se dejó hacer dócilmente dedicándose a contemplar su semblante dormido, pareciéndole una de las cosas más maravillosas del mundo.

Kagami se veía sereno, tenía las facciones de la cara completamente relajadas, todo en su rostro mostraba tranquilidad y relajación y a Kuroko le pareció algo digno de ver.

Se aseguró de memorizar cada facción de su rostro, cada rincón que en esa expresión había, quería guardar esa imagen en su memoria, guardarla para siempre y poder acordarse de ella cada vez que lo necesitara.

No supo cuánto tiempo se quedó mirándole embelesado, pero se dio cuenta que debía de haber sido mucho cuando escuchó que tocaban la puerta y la voz de su dama de compañía sonaba desde el otro lado, preguntando si le permitían entrar.

Las mejillas se le sonrojaron de inmediato y con cuidado para no despertar a su esposo intentó salir de sus brazos, pero el intento fue inútil ya que Kagami al sentir que se movía se aferró aún más a él, pegándole completamente a su pecho, Kuroko sintió por un momento que se le cortaba la respiración, pero pudo recuperarla inmediatamente.

Miró apenado la puerta preguntándose cuales eran sus posibilidades de conseguir salir de la cama para ponerse algo de ropa ya que se encontraba desnudo, y dejar pasar a su dama de compañía todo ello sin despertar a su esposo, pero se rindió inmediatamente al darse cuenta de que era simplemente imposible, no con Kagami abrazándole tan fuerte como unas tenazas.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora