Capítulo XXXII

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La dedicatoria va a 

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@KanyhoPark  

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@elisamavares  

@MarileslyGarcia  

@AtzhiriPineda  

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—Muchas gracias, Kuroko— dijo uno de los niños del orfanato con una sonrisa tras recibir uno de los regalos que el esposo del rey les había traído de manos del peliazul.

Éste sonrió y tras entregar y corresponder a su sonrisa cogió el siguiente juguete para dárselo a otro niño.

Se encontraban sentados en fila tanto él como sus amigos, lo habían hecho para poder entregar todos los juguetes a todos los niños y que ninguno se quedara sin recibir el suyo.

La tarde pasó sin que pudiera darse cuenta, entre risas y diversiones con los niños que demostraron ser unas criaturas maravillosas, siendo siempre educados y alegres.

Al final decidieron volver, no querían que la noche les pillara de vuelta a palacio, sería muy peligroso teniendo en cuenta la cantidad de personas ambiciosas que estarían dispuestas a atacar su carruaje para llevarse a cualquiera de ellos y luego pedir algún rescate. Después de todo, los cuatro estaban emparentados con personas muy importantes e influyentes.

Cuando llegaron, sus amigos todavía seguían hablando con Furihata de lo maravilloso que había sido poder estar con los niños y si era posible que pudieran volver a visitarles.

Takao y Kise se retiraron a sus aposentos mientras que el esposo del rey le había pedido a Kuroko que le acompañara a dar un paseo por los jardines, alegando a que quería mantener una conversación importante con él.

—He podido constatar que interactúas muy bien con los niños— dijo Furihata cuando se hubieron sentado en uno de los bancos que se encontraban al lado de las rosas, permitiendo que pudieran disfrutar de la dulce fragancia que emanaba de ellas.

—Me gustan los niños, son criaturas tan inocentes y a la vez llenas de vida que te hacen olvidar todas las penas del mundo.

—Comparto la misma opinión— el castaño tragó saliva de forma silenciosa antes de mirar al peliazul a los ojos—. ¿Hay alguna buena noticia de tu parte?

Kuroko le miró extrañado, si comprender a qué se refería.

—Me temo que no le entiendo.

—Ya sabes... Si Kagami y tú por fin habéis sido bendecidos con un hijo— por un momento el peliazul se quedó sorprendido, pero luego bajó la cabeza como si estuviera avergonzado—. Es que lleváis un tiempo como esposos y sería lo más normal que tú estuvieras en estado.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora