Capítulo XXVIII

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La dedicatoria va a 

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@Yaoista_de_kokoro  

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Midorima vio cómo Takao se acercaba a la cama que había sido asignada para los dos y que en ningún momento había planeado compartir con él. Pensaba pasar las noches en otros aposentos que le hubiera pedido al rey sin decirle la verdadera razón del porqué no compartía el lecho con su esposo, pero ahora la idea le parecía menos atractiva de lo que lo era antes.

—Comenzaré por el principio si te parece— le dijo manteniendo una distancia prudente, Takao no hizo señales de interesarse en lo que le había dicho, pero tampoco le pidió que se detuviera así que asumió que estaba de acuerdo—. Mi historia con Masako va más allá de una simple aventura, posiblemente no lo sabes ya que no te he hablado de mí, pero mi familia nunca ha sido un ejemplo a seguir. Desde que vine al mundo mi madre se encargó de dejarme bien claro que sólo había sido concebido para dejar un heredero, que no había sido deseado y que en consecuencia no esperara ningún tipo de afecto de su parte, ni de mi padre.

Takao le miró con horror, a diferencia de su esposo él sí que había contado con el amor de sus padres, de hecho, era una de las cosas que más le habían acompañado en la vida. Amaba a sus padres sobre todas las cosas y aún seguía amándoles, aunque estuvieran en el más allá.

Durante el tiempo que vivieron le mostraron en infinitas ocasiones que era su tesoro más grande por eso la idea de unos padres capaces de decirle eso a su propio hijo le parecía un verdadero horror.

—Mis padres no se casaron porque querían, fue una imposición del rey, así como nuestra boda— siguió haciendo una ligera mueca al mismo tiempo que cruzaba las manos tras la espalda—. Nunca llegaron a entenderse mucho menos a apreciarse, incluso cuando vine al mundo no se molestaron en esconder el odio que se tenían. Seguramente alguien se imaginará que con una relación igual no sería raro que uno de los dos fuera infiel al otro, pero mi madre fue educada en una religión muy conservadora y creía fervientemente en los lazos del matrimonio, por eso no soportaba la idea de la infidelidad. Mi padre al contrario al ser un hombre necesitaba una vía de escape a su esposa, por consiguiente, visitaba regularmente los burdeles de la ciudad para poder saciar su hambre sexual ya que mi madre no le permitía poner un solo dedo en su cuerpo, cumplida su obligación de dar un heredero a su esposo, ella no veía la necesidad de seguir permitiendo que mi padre la tocara. Con algo así debía de haberse imaginado la infidelidad de mi padre, pero no lo hizo, o tal vez sí lo hizo y no le dio importancia.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora