Capítulo LV

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Seguro que muchos deben estar adorando la estatua que tienen de mí en sus habitaciones, inclinándose una y otra vez para gradecer que haya subido otro capítulo, pues muchas gracias, yo también os adoro

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Seguro que muchos deben estar adorando la estatua que tienen de mí en sus habitaciones, inclinándose una y otra vez para gradecer que haya subido otro capítulo, pues muchas gracias, yo también os adoro.

Quería compensaros, últimamente tengo muchas cosas encima y no consigo cumplir con todo lo que quisiera, por eso necesito compensaros de algún modo por seguir apoyándome, así que disfrutad de los capítulos nuevos.

La dedicatoria va a 

@MiSolNatsume  

@Haru_Fushimi  

@Luzfnaf  

@minew97  

@ZERO_E  

@kaomekatsumi  

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—Milord, no entra— dijo Yutaka, tirando de los pantalones con fuerza para que pudieran ascender hasta las caderas del otro—. Es mejor si cogemos uno más grande, qué le parece.

Kise le miró arrugando el entrecejo.

—Es imposible que estos tampoco me entren, ya hemos intentado con tres antes.

—Es algo normal, está en estado y a pesar de que todavía no ha crecido mucho su vientre, el hecho de que todos sus trajes sean muy ceñidos a su cuerpo imposibilita que podamos ponérselos porque comienzan a incomodarle.

—A este ritmo me pasaré todos los días vistiendo camisones.

Se quitó los pantalones con un puchero y caminó semidesnudo hacia la cama, tumbándose en ella y acariciando su vientre con ternura.

—Espero que seas consciente de todo lo que me estás haciendo— dijo en voz baja—. Cuando estés entre mis brazos me vengaré de ti poniéndote ropa grande.

Yutaka se acercó a él con un camisón y un albornoz en sus manos, esperando poder convencerle de que se los pusiera y así poder llevar encima algo distinto a la pieza de ropa interior que portaba en sus caderas.

Desde hacia unos días, las ropas de Kise habían comenzado a quedarle pequeñas, haciendo difícil la tarea de encontrar algo que pudiera ponerse sin que se sintiera incómodo al sentirse demasiado apretado por las prendas o demasiado expuesto por la falta de chaquetas que le quedaran perfectamente. La mayoría de las que poseía no alcanzaban a abotonarlas por lo que se quedaban abiertas y, además, sentía que se le ceñían mucho en los brazos.

Debido a todo eso, el doncel había tenido que conformarse con llevar un camisón y un albornoz durante todo el día, absteniéndose de los numerosos trajes que llenaban los tres armarios de sus aposentos.

Como consecuencia de ello su padre había rechazado todas las visitas a la casa para evitar que alguien pudiera descubrir, por su escasez de ropajes, su estado, y además había anulado su presencia en todos los eventos sociales a los que tenían planeado ir, queriendo otorgarle a su hijo un embarazo tranquilo y sin preocupaciones y, a pesar de que eso entristeció un poco al rubio porque ya no podría disfrutar de los bailes de la Temporada de Oro con sus amigos, entendió que era la mejor decisión si querían que la situación siguiera siendo un secreto.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora