Capítulo LVIII

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La dedicatoria va a 

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—Ya podemos ver el palacio Milord— dijo emocionada Riko mientras observaba la figura del palacio real por la ventana del carruaje—. Ya hemos llegado.

Kuroko se apresuró a sacar la cabeza por el marco cuadrado para poder ver lo mismo que ella y sonrió al distinguir la figura de sus amigos a lo lejos saludándole con las manos en alto.

Nada más detenerse el vehículo, bajó corriendo de él para dirigirse a ellos y abrazarles con fuerza mientras pequeñas lágrimas bajaban de sus ojos y Kagami se acercaba a sus espaldas.

—Es un placer volver a verlos— saludó con una ligera reverencia.

—El placer es nuestro Milord— respondió Kise con una sonrisa—. Agradecemos siempre que nos permita reunirnos con nuestro amigo.

—Es lo menos que puedo hacer sabiendo lo importante que sois para mi esposo.

Kise quiso responder a sus palabras, pero la figura del esposo del rey acercándose a ellos se lo impidió, apresurándose a hacer una reverencia para él seguido de los otros donceles, mientras Kagami le observaba acercarse con una sonrisa.

—Por favor olvidad las formalidades— pidió el monarca cuando estuvo frente a ellos—. Algo así es innecesario entre nosotros.

Kagami se acercó a él, permitiendo que tomara sus manos entre las suyas.

—Festejo verte de nuevo Kagami, hemos estado esperando tu llegada impacientemente.

—Lamento la tardanza.

—No te preocupes por algo así, lo importante es que habéis llegado sano y salvo— apretó ligeramente sus manos antes de dirigir su mirada hacia Kuroko y acercarse a él—. Me alegra ver que estas aquí.

—A mí también me alegra poder reunirme de nuevo con todos— respondió.

Furihata miró de nuevo a Kagami, pero esta vez con una expresión seria.

—Soy consciente de que acabas de llegar y debes de sentirte cansado, pero lamentablemente tu presencia es requerida en la sala de logística, tanto mi esposo como Aomine, Murasakibara y Midorima se encuentran allí reunidos con los consejeros y creo que necesitarán tu presencia.

—Entonces me retiro— se giró hacia su pequeño esposo y cogiéndole de la mano para que se alejaran un poco de ellos le rodeó la cintura y besó ligeramente su mejilla—. Estaré todo el día ocupado y no podré reunirme contigo.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora