Capítulo XIII

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La dedicatoria va a 

@MiSolNatsume  

@Haru_Fushimi  

@Luzfnaf  

@minew97  

@NekoFran  

@SakuraLinda  

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El sonido de la puerta siendo abierta por su dama de compañía fue la razón de que despertara. Otra vez su esposo no se encontraba a su lado y eso, no sabiendo porqué, le desanimaba.

Se giró cuidadosamente para mirar a la chica y cuando la vio al pie de la cama recogiendo la ropa que habían tirado al suelo cuando habían hecho el amor, sintió el calor subir a sus mejillas.

Reprimiendo un gemido de dolor, se levantó lentamente, no sin antes cubrirse con la sábana para protegerse del aire frío de la mañana.

—¿Le preparo ya el baño, Kuroko? — preguntó Riko, dejando la ropa que había recogido dentro de una cesta que había traído.

—Sí— asintió con una sonrisa—. Y quita el ungüento del cajón, por favor.

La noche pasada al no haber tenido ocasión y al habérsele olvidado por completo no se lo había colocado, tendría que buscar el modo de conseguir que su esposo permitiera la presencia de Riko en las noches para ayudarle a aplicárselo, de lo contrario no podría seguir las instrucciones del médico.

Con la ayuda de su dama de compañía pudo prepararse, aunque le tomó mucho más tiempo que de costumbre debido al estado de su cuerpo.

Tuvo otro problema al encontrarse con las escaleras que le llevarían a la planta inferior, ya había sufrido el día anterior con ellas, aunque recibió la ayuda de su esposo, pero ahora ése no estaba presente para poder ayudarle por lo que, aguantando el malestar, bajó por ellas con cuidado.

Kagami salía del castillo a primera hora del día para atender sus responsabilidades en el centro de la ciudad y volvía a la hora de la comida, al menos ése era el horario que le había dado el ama de llaves, el cual pudo confirmar después con él mismo, por lo que cuando se quedaba sólo debía empezar a ocuparse de sus obligaciones.

Lo primero que tenía que hacer tras prepararse era informar a las cocineras lo que debían preparar para la comida y la cena, luego se aseguraba de que la compra de la casa hubiera sido realizada y que no faltaba nada, y en caso de que no fuera así tenía que preparar la lista de las cosas que debían ir a buscar las mujeres encargadas de la compra, después de eso tenía que asegurarse de que hubieran recogido la leche y huevos de los animales de la granja y que les hubieran alimentado.

Había tantas cosas que tenía que hacer en el castillo que a veces se preguntaba si su madre las hacía en Shiruza, los pocos días que había estado en su casa no la había visto estresada u ocupada, al contrario, cada día se la veía radiante y alegre, por lo que comenzaba a dudar de que ella realizara esas actividades.

Se pasó toda la mañana y tarde ocupándose de sus quehaceres, quería acabarlos lo más pronto posible para poder jugar con los niños como les había prometido el día anterior y cuando por fin terminó, asegurándose de que todo estuviera listo para la llegada de su esposo fue en busca de ellos, pero no pudo salir del castillo ya que el ama de llaves se acercó a él con unos sobres en la mano antes de que pudiera hacerlo.

—Milord— saludó la mujer con una reverencia—. Han llegado estas cartas.

Ella le tendió una bandeja en la que estaban posados varios sobres de diferentes colores y emblemas hechos con sellos de lacre.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora