Capítulo LXXVII

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La dedicatoria va a 

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Kuroko estaba feliz, más que feliz, estaba lleno de júbilo, esperanza y emoción.

Hacía poco que el médico se había ido, pero le había dejado con la mejor noticia que podría haber recibido.

Tras la pregunta sobre cuánto tiempo llevaba en estado, todos se habían quedado sorprendidos y estupefactos, algunos incluso, Takao, se habían desmayado de la impresión.

Kuroko no había querido creer al principio que se tratara de una verdad, pero tras hacer varias pruebas con la mezcla Eliara, no le había quedado más remedio que creer y llenarse de felicidad, comenzando a festejar con sus amigos por ello.

El médico había dicho que sus malestares se debían precisamente a su estado, tanto los vómitos, como los mareos eran debido a eso, pero también le había advertido porque el dolor de cabeza y la fiebre sí eran inusuales y era por haber estado descuidándose en los últimos días y por su estado de ánimo.

Prometió que iba a procurar controlarse, que a partir de ahora iba a cuidarse en todo lo posible para que el niño no sufriera ningún daño, de hecho, nada más partir el hombre, había pedido a Riko que le trajera el desayuno y había comido todo lo que trajo.

Incluso ahora no podía creer lo inmensamente feliz que era. No había parado de acariciarse el vientre susurrando pequeñas nanas para el niño y, por primera vez desde que partiera del castillo, había olvidado el dolor.

—Es increíble— dijo Riko acomodando la manta encima de sus piernas—. No puedo creer que por fin haya ocurrido, llevaba tanto tiempo rezando por ello, su diosa por fin le ha concedido su deseo.

—Me hace inmensamente feliz, no tienes idea de cuánto— sonrió ilusionado mientras miraba su vientre—. No podía creerlo cuando las pruebas dieron positivo, por un momento casi pierdo la consciencia.

—Qué me va a decir, yo sentí cómo se me detenía el corazón y se me salía el alma cuando la mezcla cambió de color.

—Él médico dijo que tiene casi tres meses.

Miró embelesado su vientre mientras una sonrisa aparecía en su rostro.

—He hecho las cuentas— confesó—. Debió ocurrir cuando Kagami volvió de la guerra para llevarse a las tropas zetroyanas, ocurrió ésa única noche que tuvimos para estar juntos.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora