Capítulo LXV

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La dedicatoria va a 

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Faltaba poco para que se cumpliera otro mes desde el comienzo de la guerra, y desde que Kagami y Aomine habían partido la preocupación había vuelto a instalarse en Kuroko y Kise, quienes, todas las mañanas, le preguntaban a Furihata si había llegado alguna carta para ellos recibiendo siempre una negativa.

Era algo que comprendían, teniendo en cuenta el estado de alerta en que había estado sumido el reino en los últimos tiempos, debido a las sospechas que tenían sobre Netarón y lo que estuvieran planeando, el campo de guerra debía estar mucho más preocupado y ocupado en intentar descubrir o al menos encontrar algún modo de defenderse de ello.

Kise despertó y como siempre lo primero que hizo fue asegurarse de que Tyrone estuviera dormido a su lado.

Tras comprobarlo, aferrado a las sábanas con fuerza mientras respiraba con calma se destapó y sentó, soltando quejidos por lo hinchados que tenía los pies y lo difícil que se había vuelto el poder moverse con su vientre, el cual era mucho más grande de lo normal.

Había consultado al médico del palacio y éste le había dicho que ciertamente era un caso extraño, porque su vientre era mucho más grande que el de un embarazo de siete meses y medio, pero que no había ningún problema con su salud y el estado del niño, atribuían el tamaño a que el niño era grande, lo cual era bueno.

Se levantó con dificultad y caminó hasta el mirador de la ventana para observar el día, viendo a varias personas en el patio.

—Milord, siento la llegada.

Reconoció la voz de Yutaka, quien entraba a los aposentos con la bandeja del desayuno en las manos.

—No hagamos ruido— susurró—. Tyrone sigue durmiendo, ayer se acostó muy tarde.

—Es porque le permitió seguir coloreando hasta la madrugada.

—Quería terminar de colorear su dibujo de dragón, no iba a negarme.

Se tomó un baño antes de desayunar y luego se puso un albornoz, momento en el que Tyrone despertó, inmediatamente después le bañaron y vistieron para que pudiera comer, consiguiendo que acabara todo su plato.

Al terminar, bajaron al jardín para reunirse con los demás, ya se había vuelto costumbre el pasar todos juntos las primeras horas de la mañana. Se encontraron con Kuroko y Takao que estaban sumidos en una conversación.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora