Capítulo LXI

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La dedicatoria va a 

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Kise cargó a Tyrone en sus brazos, caminando hacia la puerta de sus aposentos. Aomine había vuelto el día anterior, pero no había ido a recibirlo todavía, demasiado asustado de encontrarse con Lord Fenriz cerca de la sala de logística.

Había esperado que su esposo viniera a verlo al saber que el niño estaba con él, pero a pesar de haber esperado toda la noche no había tenido noticias suyas y en la madrugada había perdido la esperanza, terminando por acostarse al lado del pequeño cuerpo de Tyrone y dejándose llevar por el sueño.

Hacía poco que había pasado la hora del desayuno y conociendo a su esposo sabía que seguramente llevaba despierto desde el alba, por lo que pensaba buscarlo y asegurarse de que viera a Tyrone, sabía cuánto el niño amaba a su padre por lo que verle le haría muy feliz.

Bajó al primer piso teniendo cuidado a la hora de bajar las escaleras, no sólo cargaba con un niño dentro de su vientre que a estas alturas estaba muy abultado, sino que tenía otro entre sus brazos, y no era que no pudiera pedirle ayuda a Yutaka para que le ayudara a cargarlo, era simplemente que no se sentía completamente cómodo si no era él mismo quien lo tenía.

Salió al exterior escuchando entretenido la conversación del niño, quien le contaba sobre las ranas que había visto en una de las fuentes del jardín en su último paseo con Kuroko, luego divisó a lo lejos a su esposo, quien conversaba con Lord Murasakibara.

—¡Padre! — gritó Tyrone al verle, estirando las manos en su dirección—. Es padre.

Aomine se giró hacia ellos al escuchar la voz de su hijo y sonrió al verle, luego caminó a su encuentro.

—Ven aquí pequeño guerrero— llamó cogiéndole de los brazos del doncel—. ¿Te has comportado bien con Kise?

Él asintió con una sonrisa.

—Mamá y yo nos divertimos mucho.

El honorífico pareció sorprenderle, mirando confundido a Kise y luego a su hijo, quienes no mostraron señal de sentirse aludidos, al final pareció que decidió no darle importancia al hecho, mirando de nuevo a su hijo con una sonrisa.

—Me alegra que lo pasaras bien, espero que hayas estudiado como es debido.

—He estado estudiando en la habitación de mamá.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora