Cuando a Kuroko Tetsuya le dijeron en la academia de donceles que sus padres habían decidido llevarlo de vuelta a casa, su felicidad fue inmensa, de todos modos no entendía la razón por la cual se encontraba allí, y dentro de poco podría ver a su fa...
La noticia del embarazo de Furihata fue mantenida en secreto, aparte del médico y de sus amigos, como los donceles de compañía que le atendían, nadie más estaba informado y se evitaba hablar del tema, de hecho, había prohibido la mención de cualquier cosa que pudiera llegar a divulgar su secreto, llegando al extremo de prohibir a sus donceles de compañía pronunciar la palabra embarazo.
Había tenido especial cuidado con los guardias, sobre todo aquellos que se ocupaban de controlar los pasillos del palacio, sabiendo que algunos de ellos informaban a los consejeros de todo lo que ocurría en palacio.
Buscaba mantener una actitud tranquila y normal en frente de todo el mundo, y sólo cuando se encerraba en los aposentos de Kise con los demás, asegurándose de que nadie pudiera escucharles, dejaba salir su felicidad y hablaba de lo emocionado que estaba por su estado.
—No puedo creer que no te dieras cuenta antes— dijo Kise sentándose al lado de Takao para poder ver a su bebé en los brazos de éste—. Entiendo que era algo que considerabas imposible, pero no preocuparte cuando ves crecer tu vientre es algo inusual. Yo me puse histérico cuando me di cuenta de que había subido de peso.
—Es que Furihata no le presta tanta atención al cuidado de su físico como tú— habló Takao con una sonrisa burlona, mientras jugaba con el bebé de pelo azul que estaba sobre sus piernas.
—Cuando has asumido el hecho de que eres estéril, lo último que te viene a la mente cuando te crece el vientre en un hijo— explicó el castaño—. Simplemente adjudiqué el cambio en mi cuerpo a una subida de peso, después de todo había estado comiendo mucho más que de costumbre así que no era algo anormal.
—Posiblemente fuera debido a tu embarazo— expuso Kuroko—. Ya vimos lo glotón que se volvió Kise cuando estaba en estado, comía galletas a todas horas además de sus comidas, también tenemos el perfecto ejemplo de Takao— mencionó llamando la atención del aludido—. Que desde hace un tiempo ha estado comiendo zanahorias a todas horas.
—Es que son sabrosas— se excusó el otro—. No puedo dejar de pensar en ellas, además son sanas, mi hijo vendrá al mundo con la mejor salud.
—Ya veremos lo que te obsesione a ti Furihata— habló Kise con una sonrisa maliciosa—. Verás que no es tan fácil luchar contra los antojos y el hambre.
