Capítulo XXXIV

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La dedicatoria va a 

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La dedicatoria va a 

@elisamavares  

@AtzhiriPineda  

@holita_114  

@Azul096  

@DRHyakuya  

@belinda_sol  

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Si alguien hubiera podido estar preparado para el baile de apertura de la Temporada de Oro, tal vez la sorpresa en el rostro de todos los invitados no hubiera sido en demasía.

El espectáculo que se presentaba ante los ojos de todos fue mejor de lo que hubieran podido imaginar.

Una decoración digna de un rey.

Las paredes habían sido cubiertas con un papel dorado que junto a los candelabros daban la impresión de estar en un mundo de oro.

La sala de bailes estaba iluminaba por completo por los enormes candelabros que colgaban del techo, las mesas y sillas vestidas de unas telas de un blanco impecable bordadas con flores azules alrededor del emblema real. Una agradable fragancia que todos podían reconocer ya que era obtenida de las rosas del jardín.

La pista de baile en el centro de todas las mesas con la capacidad para albergar a todos los invitados a la hora del baile, el estrado real presentándose como el más grande que nadie hubiera visto y sobre las mesas podían encontrarse una gran diversidad de platos y bebidas listas para saciar todos los apetitos.

El lugar era simplemente perfecto.

Kuroko entró de la mano de Kagami, que, a diferencia de él, no se había quedado sorprendido por el maravilloso trabajo que habían realizado los organizadores del baile. Su falta de respuesta al decorado le dio la impresión de que quizás no era la primera vez que asistía a un baile igual.

Estaba tan hipnotizado por el lugar que le rodeaba que no se dio cuenta de las numerosas personas que se acercaban a ellos mientras se dirigían a su mesa, con la intención de saludarlos y conocer al esposo del general de la armada de Arcadia. No fue hasta que escuchó la voz de su esposo llamarle que pudo reaccionar y mirarle, encontrándose con una sonrisa dedicada sólo para él.

—¿Si? — preguntó mirándole extrañado.

—Lord Akemi ha venido a saludarnos— respondió el pelirrojo mostrando al hombre que se encontraba delante de ellos mirando al peliazul con una sonrisa divertida.

Kuroko miró al frente y se encontró con Kise y su padre. El rubio al igual que él miraba todo a su alrededor con entusiasmo esbozando una gran sonrisa que Kuroko imaginó, no iba a desaparecer en toda la noche.

Se dio cuenta después de verlos, de las palabras que su esposo le había dicho, los dos habían venido a saludarles y él no les había devuelto el saludo como era debido, ni siquiera se había percatado de su presencia.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora