Capítulo XVII

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El capítulo está dedicado a 

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@Kristakuc  

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Maldita fuera su suerte, mil veces maldita.

Kagami, después de la cena, se sentía la persona más desafortunada del mundo. No sólo había accedido a que su pequeño esposo pasara la noche lejos de él, sino que ahora tampoco podía disfrutar de su compañía porque éste había ido con Takao a recorrer la casa.

Iba a terminar gritando de frustración.

Miró a su amigo que le veía sonriente, sentado al otro lado de la mesa en su despacho mientras llevaba un vaso lleno de vino, su sonrisa lejos de ser agradable, estaba llena de burla mientras le observaba, manteniéndose en silencio y riéndose de vez en cuándo en voz baja.

—¿Hay algo que quieras decirme, Midorima? — preguntó mientras fruncía el ceño.

—No, nada— respondió intentando esconder la diversión de su rostro—. Simplemente me entretiene ver cómo estás lamentando el haber aceptado la propuesta de Takao.

Y fue allí cuando, debido a sus acciones y al acordarse de su afición por molestar a sus amigos, entendió cuál había sido la razón por la cual Midorima había accedido a la petición de su prometido.

Le correspondió la sonrisa aguantando las ganas de quejarse en alto y bebió un poco de su propio vaso.

—Eres horrible— soltó tras suspirar, dirigiendo la mirada a la ventana.

—Siempre lo he sido.

—No puedo creer que me hayas hecho algo así.

—No recuerdo haber hecho nada que no debía.

—Te la devolveré.

Midorima levantó el vaso en un brindis y bebió de él antes de responder.

—Lo estaré esperando.

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Kuroko miró a Takao una vez hubieron vuelto a las escaleras principales de la casa. Ya habían visto todo el hogar de Lord Midorima, desde las cocinas hasta la biblioteca, y ahora pensaban ir a sus aposentos, pero primero tenían que despedirse de los demás.

—Riko— llamó Kuroko a la chica que les acompañaba—. Esperadme en los aposentos de Takao, allí dormiré.

—Sí, Milord.

La muchacha se retiró dejándoles a solas, según le había comentado Takao, Lord Midorima había intentado poner a su servicio una dama de compañía, pero él se había negado alegando a que no lo necesitaba, que era una persona independiente que podía arreglárselas sola, así que se ocupaba personalmente de él mismo como en la academia.

Kuroko le comprendió, él siempre había sido muy independiente, de hecho, había sido el primero en aprender cómo se usaban las herramientas de las cocinas cuando estaban en la academia, adelantándose a Kise, pero también le entristeció enterarse de ello porque eso significaba que no contaba con la compañía de ningún amigo en su nuevo hogar.

Una dama de compañía era traída para servirles en todo lo que necesitaran, pero además era la persona más cercana a sus amos y por consiguiente cabía esperar que se convirtiera en una gran amistad, como Kuroko consideraba a Riko.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora