Capítulo VII

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El capítulo está dedicado a

FernandaNakamura6

MurasakibaraAtsushi9

Otaku1496

creepycity346

AMENOHI10

TetsuyaChihiro

camilasilve

chito-sama

DRHyakuya

belu88

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Lo primero que vio al despertar fue el techo de su nueva habitación, un verde claro con diseños de flores amarillas que invitaban a contemplarlas eternamente y que hacían juego con las paredes, llegando a parecer un maravilloso campo lleno de girasoles.

Lo observó durante unos minutos antes de dejar salir un suspiro y volver a cerrar los ojos.

Hoy se casaba.

Dejaba atrás a toda su familia y empezaba una nueva vida como esposo de Lord Kagami, diría adiós a todo lo que había conocido desde su nacimiento hasta entonces y comenzaría algo que desconocía y le asustaba más que cualquier otra cosa que hubiese enfrentado en su vida.

No sabía cómo serían las cosas en su matrimonio, ni si podría llegar a ser feliz algún día, de hecho, dudaba incluso de que alguna vez pudiera ver de nuevo a sus padres y hermana. Si su esposo decidía que no le parecía algo adecuado tenía el poder de prohibirle volver a verlos, del mismo modo que podía prohibirle cualquier otra cosa que considerara innecesario.

Esperaba poder convencer a Lord Kagami de que le permitiera visitar de vez en cuando a su familia, o que al menos pudiera dejar que les escribiera, no dudaba de que era una buena persona, pero sabía muy bien, de las monjas de la academia, que los esposos eran libres de hacerles cortar todo lazo con el mundo exterior si así lo deseaban, eran capaces de decidir por ellos en todos los aspectos.

Se preguntaba qué era lo que las monjas pensarían de su futura unión, seguramente le reprocharían el modo en que había mostrado poco interés en la organización de la ceremonia y le recordarían varias veces que su deber era ser un buen compañero y cuidar a su esposo de la mejor forma posible, conseguía incluso imaginar a la Madre Superiora arrugando el entrecejo al mismo tiempo que daba ligeros golpes al libro en sus manos como siempre hacía cuando les daba clases de convivencia matrimonial.

En esos momentos era cuando Kise dejaba salir una ligera risa y les susurraba a Takao y a él que la Madre Superiora necesitaba tomarse unas vacaciones porque de tanto arrugar el entrecejo se veía más vieja de lo que ya era. En una de esas ocasiones la Madre Superiora les tomó desprevenidos y escuchó las palabras de su amigo y tras regañarles durante varios minutos después de la clase, les dejó marchar prometiendo castigar a Kise si ocurría de nuevo.

Su amigo había asentido mostrando un rostro apenado, pero Kuroko y Takao sabían que era fingido, y se lo confirmó la sonrisa divertida que apareció en el rostro del rubio cuando dejaron la sala de estudio y caminaron hacia el comedor.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora