Capítulo XLIX

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¡Hola! No hay mucho que decir salvo que os quiero mucho y espero que os guste el capítulo

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¡Hola! No hay mucho que decir salvo que os quiero mucho y espero que os guste el capítulo.

La dedicatoria va a 

@@Otaku1496  

@@153Scar-Nime-Real  

@@TetsuyaChihiro  

@@AgenteM03  

@@lohesu  

@@Charlotte0105  

@@Javiera15920  

@@mariknb  

@@LadyMalvavisco  

Muchas gracias a todos por los votos y comentarios.

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Los primeros rayos del día fueron la causa por la que Himuro despertó de su sueño, se restregó los ojos al mismo tiempo que se reacomodaba en la cama para dormir un poco más.

La noche pasada había estado ocupado en uno de los casinos de la ciudad, jugando partidas de cartas con varios compañeros del club de equitación.

Cuando varios días atrás se despidió de Lord Murasakibara, Kagami y Midorima, después de presenciar varias carreras, prometió verles de nuevo en el baile que se ofrecería en su hogar.

Durante el tiempo que estuvo en la compañía de los tres, no se había sentido del todo cómodo debido a la insistente mirada del hombre encima de él, pero, a pesar de creer que no le dejaría marchar sin insistir de nuevo en que se casara con él, el pelimorado no había hecho tal cosa y no sólo no le dirigió directamente la palabra en todo momento, sino que se despidió sin mostrar ningún interés en hablar con él sobre otro tema y se fue sin haber siquiera prestado especial atención a su persona.

No estaba dispuesto a reconocerlo, pero eso le había molestado.

Su madre había enviado una carta el día anterior informándole de que su presencia ya que era requerida en la casa ya que el baile tendría lugar esa misma noche, por lo que sabiendo que iba a ser su última noche entes de volver a su hogar, se permitió entretenerse con unas partidas en el casino para poder olvidar todo lo ocurrido anteriormente.

Sabía que no podía seguir haciendo esperar a su madre y a pesar de querer quedarse un tiempo más en la ciudad, sabía que seguramente varios invitados ya habían llegado en la casa, por lo que, moviéndose con pesadez y desgana, salió de las cálidas mantas de la cama y se vistió de inmediato.

Llegó a su hogar tras haber cabalgado a toda velocidad, y tal como lo había imaginado, pudo divisar varias carrozas paradas en la entrada de la casa, clara prueba de que los primeros invitados al baile habían llegado.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora