Capítulo XCIII

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Hola, hola, la dedicatoria va a 

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Hola, hola, la dedicatoria va a 

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—Le hemos mantenido en sus aposentos todo este tiempo, las medicinas y todas las curas le son aplicadas allí mismo— explicó Lord Himuro, mientras caminaban hacia la habitación que en el pasado compartió con Kagami—

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—Le hemos mantenido en sus aposentos todo este tiempo, las medicinas y todas las curas le son aplicadas allí mismo— explicó Lord Himuro, mientras caminaban hacia la habitación que en el pasado compartió con Kagami—. El médico Rokuro lo visita tres veces al día y siempre está disponible por si hay algún cambio.

—¿Está siguiendo un tratamiento ahora?

—Después de haber intentado todo lo que teníamos hemos decidido aplicarle el más eficiente que conocemos, pero sigue sin mostrar señales de mejora.

Llegaron a la puerta y Kuroko se dispuso a abrirla, pero fue detenido por Lord Himuro, quien le cogió de la muñeca y le miró fijamente.

—Creo que debería prepararse para ello— habló con expresión sombría—, las heridas son graves y además puede estar teniendo uno de sus delirios.

—No me importa lo que tenga, sólo quiero verlo y ayudarlo, ya sea un corte o una herida de muerte, para mí todas son lo mismo, causas de su dolor y haré lo que sea para detenerlas.

Lord Himuro asintió y lo soltó.

Kuroko entró a la alcoba y lo primero que vio fue el perfil de la cama, tal y cómo la recordaba, grande y hermosa. La luz procedente de los ventanales abiertos iluminaba todo el lugar dejando ver a un tumbado Kagami en ella, cubierto por la manta hasta la cintura, permitiéndole las vendas que cubrían todo su torso.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora