Capítulo LXXXVII

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Recorrió la larga distancia lo más rápido que pudo, no tomó ni un solo descanso, incluso cuando el caballo estaba demasiado cansado le empujó a seguir corriendo hasta que éste ya no pudo más y cayó de cansancio, lo dejó en una taberna que encontró en el camino, pagando al dueño para que se hiciera cargo de él y comprando otro.

No había dormido en tres días, tampoco había comido, pero no sentía el cansancio en su cuerpo, demasiado concentrado en pensar cuales iban a ser sus opciones para conseguir lo que quería.

Podría explicarle la situación a Lord Murasakibara, esperando que comprendiera la precaria situación y aceptara, aunque fuera fingir, que le había perdonado y estaba dispuesto a que estuvieran juntos, ya cuando las cosas se hubieran arreglado entre Kagami y Lord Kuroko podrían confesar la verdad frente a ellos.

Era la opción con más posibilidades que tenía, sobre todo porque sabía que Lord Murasakibara quería a sus amigos y haría cualquier cosa por ayudarlos, pero también quería demostrar que tenía razón a Kagami, no quería ir directamente a él con una mentira sin siquiera haber intentado mostrarle que el amor podía ayudarle, por lo que, aunque fueran sólo unos días, intentaría conseguir el perdón de Lord Murasakibara.

Bajó del caballo sintiéndose mareado cuando sus piernas tocaron el suelo para sostener su peso, tuvo que apoyarse en la mano del mozo de cuadra que había venido por el animal para no terminar cayendo al suelo y cuando estuvo mejor, le agradeció con una sonrisa y emprendió su camino a la corte.

No había llegado ni a la entrada cuando la silueta de Lord Murasakibara apareció por uno de los pasillos.

Se detuvo de inmediato y se acercó corriendo a él.

—Lord Murasakibara— llamó apresurado—. Deseo hablar con usted, por favor.

Éste se detuvo y le miró extrañado, recorriendo su cuerpo con su mirada.

Himuro sabía que no debía verse bien, era lo esperado después de haber pasado tres días cabalgando sin ingerir alimento alguno y sin tomar ningún baño. Se acomodó la chaqueta lo mejor que pudo, avergonzado por su apariencia y carraspeó, queriendo alejar su atención de su deplorable estado.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora