Capítulo XXVI

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La dedicatoria va a 

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La dedicatoria va a 

@kaori2115  

@GabiCA100  

@isabel0417  

@XhiaPalacios  

@Yaoista_de_kokoro  

@yaoiship17  

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Takao lo supo en el mismo instante en el que entraron en los aposentos que se suponía tenía que compartir con su esposo durante su estancia en palacio.

Midorima estaba enfadado por su atrevimiento en la corte, estaba muy enfadado, tanto que se notaban ciertas venas en su frente.

Por un momento se sintió seguro porque Miyaji venía detrás de ellos para poder acomodar sus cosas en la habitación, pero no fue útil ya que nada más entrar en la habitación su esposo le dio la orden de que se retirara y les dejara solos, y a pesar de no querer dejar a su amo solo con su señor debido al evidente enfado que llevaba, Miyaji hizo lo que le ordenaban y salió de allí quedándose al otro lado de la puerta por si en algún momento fuera necesaria su intervención.

—Te he pedido una sola cosa desde que salimos de mis tierras— empezó a decir Midorima con las manos cruzadas en la espalda y con una mirada tan fría que Takao pensó que era capaz de matarle si pudiera hacerlo—. Que me mostraras el respeto que me debes— se acercó caminando lentamente hasta quedar frente a él y el pelinegro se encogió ante el evidente miedo que estaba creciendo en su interior—. Que te mantuvieras correcto, que te comportaras como una persona civilizada, que recordaras cuál es tu lugar, pero parece ser que no tienes oídos y si los tienes no haces caso de lo que te digo.

—No era mi intención...— intentó defenderse sabiendo que las cosas no iban a salir bien si su esposo seguía de este humor, mucho menos si le respondía.

—Me da igual cual era o no tu intención, Takao. Has demostrado una vez más que no vales para nada más que crearme problemas, a partir de ahora te comportarás como se debe.

—Midorima...

—Si no lo haces te prohibiré completamente ver a Kuroko.

Y fue esa frase la que consiguió que la infelicidad se hiciera todavía más grande de lo que ya era. Kuroko era su amigo más cercano en estos momentos, si le separaba de él, si impedía que se vieran de nuevo, no sabría qué hacer.

No podía permitirlo.

—No puede hacer eso— dijo con voz trémula.

—Claro que puedo, soy tu esposo puedo hacer contigo lo que me dé la gana. No olvides que tu vida me pertenece y por si fuera poco el esposo de tu amigo es uno de mis mejores amistades, ¿en serio crees que si le pidiera a Kagami negarle a Kuroko la posibilidad de verte no lo haría? Kagami y yo somos como hermanos, ten por seguro que me complacería a mí por sobre su esposo, eso siempre.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora