La dedicatoria va a
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Kise suspiró al mismo tiempo que se tumbaba de nuevo sobre la cama de sus aposentos en la casa de Lord Aomine. Hacía ya una semana desde que se había mudado a dicho lugar y sólo tres días desde su boda con el Lord, una boda tan apresurada y discreta que no tuvo tiempo de informar a ninguno de sus amigos de ello para que le hicieran compañía en ese día que sería único en su vida.
Tres días después de su llegada a la casa un clérigo enviado por el rey se reunió con ellos y, sin que pudiera entender el porqué estaba una de las pocas personas que podían oficiar el matrimonio entre nobles en su presencia cuando ellos no lo eran, ya estaba siendo unido en santo matrimonio con Lord Aomine en el patio de la casa.
Una corta ceremonia donde Lord Aomine le había puesto la capa sin siquiera mirarle a los ojos y le había dado un corto y casto beso antes de despedir al clérigo y desaparecer en su despacho.
Su padre había estado presente, pudiendo llegar poco antes de que la ceremonia comenzara, y le había entregado al altar improvisado que habían preparado con una de las mesas de la sala de té para que pudiera contraer matrimonio.
No se había quedado mucho tiempo, teniendo que retirarse ese mismo día porque tenía que viajar a la capital por lo que aun con las lágrimas en los ojos y la tristeza impregnando su rostro, Kise se despidió de él pidiendo que fuera a verle de nuevo.
Se había instalado en sus nuevos aposentos rápidamente, decorando todo para que quedara lo más parecido a su antigua habitación en la casa de sus padres, queriendo conservar todo lo que pudiera de su antigua vida.
No había salido mucho de sus aposentos, principalmente debido a su estado, pero tampoco había tomado sus paseos de la tarde y esa vez la razón era porque no quería salir y enfrentar la realidad.
Quizás tuviera que agradecer a los dioses el hecho de que su esposo no hubiera venido a sus aposentos para consumar su matrimonio, sabía que eso se debía a que su embarazo estaba pasando por el cuarto mes, momento en que la comadrona le había pedido que reducieran sus actividades íntimas para el correcto crecimiento del niño.
Desde que se unieran en matrimonio, Kise podía contar con los dedos de una mano las veces en que se había encontrado con su esposo. Lord Aomine salía temprano en la mañana para ir a la ciudad y volvía a la hora de la comida para luego salir de nuevo y volver al anochecer.
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Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)
FanfictionCuando a Kuroko Tetsuya le dijeron en la academia de donceles que sus padres habían decidido llevarlo de vuelta a casa, su felicidad fue inmensa, de todos modos no entendía la razón por la cual se encontraba allí, y dentro de poco podría ver a su fa...