La dedicatoria va a
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Kagami Taiga era un hombre que se consideraba inalterable, con un férreo control sobre sí mismo en todo, absolutamente todo, pero en los últimos cuatro días que llevaba viviendo en la casa de su amigo se había dado cuenta de que tenía un control absoluto sobre todo menos el enorme deseo que despertaba su pequeño esposo en él.
Kuroko le había pedido hacía unos días quedarse a dormir con su amigo en sus aposentos y él había accedido, sí, había sido tan imbécil como para aceptar, pero para su defensa podía decir que no sabía que las cosas terminarían de ese modo.
Después de pasar la primera noche lejos de él, al día siguiente había experimentado una gran sensación de vacío cuando al despertarse no había visto el rostro del doncel a su lado, pero dicha sensación menguó un poco en el desayuno ya que pudo verlo y durante la tarde pudo llevarlo al jardín para comerlo a besos.
Cuando oscureció la sensación de felicidad que le llenó fue tan inmensa que Midorima tuvo que aconsejarle fingir un poco para que todo el mundo no se diera cuenta de sus planes para la noche.
Disimuló todo lo posible sus ganas de encontrarse por fin a solas con su pequeño esposo, en su lecho. Las disimuló todo lo que pudo, y una vez se hubieron retirado todos a sus respectivos aposentos Kagami no desperdició el tiempo y le pegó a su cuerpo comenzando a besarlo de la manera más pasional posible, quería mostrarle lo mucho que le había extrañado.
Le besó hasta que sentir sus labios hinchados, le desnudó hasta tener al alcance cada trozo de su piel, le acarició hasta que se le erizó la piel por el placer y le hizo gemir como le gustaba escuchar.
Todo hubiera seguido yendo así de bien si a mitad del acto, cuando se encontraba entre las piernas del doncel saciándose de él con su boca como el más delicioso de los manjares, no se hubiera escuchado un grito por toda la casa.
Kuroko se levantó de la cama con un respingo mientras Kagami salía de entre sus piernas y los dos miraban inmediatamente la puerta en busca de respuestas.
El doncel fue el primero en reaccionar debido a que había reconocido la voz antes que nadie, imposible no reconocer la voz de Takao.
Fue todo un logro convencer a su esposo para que le permitiera ir con su amigo y ver qué es lo que había ocurrido, sobre todo porque Kagami no quería que se pusiera en peligro en caso de que fuera un ataque, pero al final, con súplicas y promesas de que tendría cuidado consiguió convencerle aceptando la condición de que no debía separarse de él hasta estuvieran completamente seguros de que no había peligro.
Se vistieron de forma apresurada y luego salieron, prestando atención a todo su alrededor.
Una vez llegaron a los aposentos de Takao, encontraron que en la habitación ya se encontraban Midorima, Himuro y algunos donceles que servían en la casa, los cuales estaban allí por si su futuro señor necesitaba algo.
No tomó mucho tiempo para que descubrieran que el grito se debía a una pesadilla que había tenido el doncel y Kuroko se preocupó de inmediato ya que su amigo se veía muy afectado.
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Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)
FanfictionCuando a Kuroko Tetsuya le dijeron en la academia de donceles que sus padres habían decidido llevarlo de vuelta a casa, su felicidad fue inmensa, de todos modos no entendía la razón por la cual se encontraba allí, y dentro de poco podría ver a su fa...