Capítulo LXIV

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Hola, vuestra escritora preferida está de vuelta con nuevos capítulos

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Hola, vuestra escritora preferida está de vuelta con nuevos capítulos.

Amadme hasta los huesos.

La dedicatoria va a 

@MiSolNatsume  

@jessy12anata  

@julissa009  

@mihashicastillo  

@rositarosirosi28  

@PavelPaladinesFern  

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Había pasado un mes desde la partida a la guerra, y tanto Kuroko como los demás, estaban cada vez más preocupados. A pesar de obtener noticias sobre el transcurso de la guerra, no habían recibido, ninguno de ellos, una carta o mensaje personal y eso era algo que sobre todo estaba afectando a Kise.

Con la presencia de Lord Fenriz todavía en palacio, Kise no había podido tranquilizarse en ningún momento, se aseguraba de estar siempre al lado de Tyrone, no le permitía ir a ningún lado en el que no pudiera ir con él y jamás dejaba que se acercara al príncipe, ni siquiera participaban en las comidas y las cenas, Yutaka les subía las viandas a sus aposentos, donde pasaban la mayor parte del tiempo.

Agradecía enormemente que Tyrone no se quejara, de hecho, el niño parecía no querer separarse de él en ningún momento, siempre acompañándolo y buscando su presencia cuando estaban en los jardines, como queriendo asegurarse de que su madre estuviera todavía a su lado y no se hubiera alejado de él.

Kise odiaba eso, odiaba que su hijo tuviera miedo de quedarse solo, odiaba que su hijo pensara siquiera en la posibilidad de que podía dejarle solo, odiaba que hubiera pasado por algo tan horrible que provocara que necesitara asegurarse de la presencia de su madre para poder jugar con tranquilidad, y más que todo odiaba al responsable de todo ello.

Sabía que había sido Lord Fenriz, tan bien como sabía que el sol resurgía todas las mañanas en el cielo, y por eso iba a hacer todo lo posible para demostrarlo, iba a asegurarse de que aquella sonrisa maliciosa y falsa desapareciera de sus labios por siempre.

Y, además, aparte de todo ese pesar que tenía las cosas empeoraban todavía más al no tener noticias de su esposo.

Sabía que estaría ocupado con la guerra, que no tendía tiempo de ocuparse de otros asuntos, pero había esperado que le escribiera una carta o que al menos enviara un mensaje con el mensajero, cualquier cosa que pudiera reconfortarle y quitar un poco de la preocupación que tenía.

Lo único que le impedía pensar que algo grave le había pasado era la promesa que le había hecho de que volvería a ellos y el hecho de que no era el único que no había enviado noticias, eso le permitía mantener la esperanza ya que, si no recibían cartas de ninguno de ellos, eso quería decir que no había ninguna mala noticia que contar y que todos seguían vivos.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora