Cuando a Kuroko Tetsuya le dijeron en la academia de donceles que sus padres habían decidido llevarlo de vuelta a casa, su felicidad fue inmensa, de todos modos no entendía la razón por la cual se encontraba allí, y dentro de poco podría ver a su fa...
—¿Estás seguro de lo que estás diciendo? — preguntó Akashi, todavía lleno de incredulidad—. La anulación de vuestro matrimonio implica la destrucción de cualquier lazo que te une con Kagami, tanto tú como tu familia dejaréis de ser relacionados con él, será como si nunca hubierais estado en matrimonio.
—Lo sé.
—Sin contar que debido a que ya no eres virgen no podrás contraer matrimonio de nuevo— habló Furihata—, pero eso no es lo importante, Kuroko, perderás al hombre que amas, eres un Hijo de la Luna, entregas tu corazón una vez, no amarás a nadie más, nunca.
—¡Lo sé! — gritó rompiendo a llorar, entrelazando los dedos de sus manos para evitar que siguieran temblando—. ¿Creéis que no he pensado en todas esas cosas? ¿Que he tomado la decisión de repente sin pensar en las consecuencias?
—Entonces por qué.
—Porque es la única solución, es lo único que puedo hacer para que obtengamos los dos un poco de paz. Ha sido suficiente, hemos tenido suficiente.
—Kuroko por los dioses reconsidéralo, la separación es mejor opción, no tendrás que vivir con él, podrás hacer tu vida por separado.
—Pero seguiré siendo su esposo y eso no puedo permitirlo, así no habrá felicidad.
—Tampoco la habrá para ninguno si se anula el matrimonio.
—Pero es mejor, así con el tiempo podremos avanzar y olvidar.
Akashi miró a sus padres.
—¿Estáis seguros de eso? Con la anulación su familia ya no cuenta con la protección de Kagami.
—Mi hijo ha decidido— habló Drogo—. Y apoyaré su decisión, aunque nos cueste todo lo que tengamos.
—La simple devolución de la dote que os ofreció Kagami por su mano os arruinará.
—Lo sabemos— dijo Coralina—. Pero nuestro hijo es mucho más importante que las riquezas, así que por favor cumpla su petición.
Akashi se giró a ver a Furihata y éste negó con la cabeza, pidiéndole que no lo hiciera, pero su esposo negó, no tenía razones para oponerse a ello, no podía imponer sus deseos sobre Kuroko, no cuando le consideraba su familia y le debía tanto.
