Capítulo LXII

819 97 4
                                    

Hola a todos, siento mucho no haber escrito las pasadas semanas, pero es que pasaron cosas y más cosas y más cosas y al final no pude escribir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola a todos, siento mucho no haber escrito las pasadas semanas, pero es que pasaron cosas y más cosas y más cosas y al final no pude escribir. Perdonadme.

La dedicatoria va a 

@MiSolNatsume  

@julissa009  

@mari_garcias  

@aleman_021299  

@mihashicastillo  

@rositarosirosi28  

*******************************************************************

Aomine atravesó la puerta de los aposentos de Kise asegurándose de cerrarla tras él.

Observó a su esposo sentado encima de la cama con Tyrone a su lado mientras conversaban animados y se acercó a ellos, sonriendo a su hijo quien al verle se levantó de su lugar y corrió hacia él con las manos en alto para que lo cargara, cosa que hizo nada más tenerle a su alcance.

Con él en brazos se acercó al doncel.

—Tenemos que hablar— dijo con tono serio.

Kise asintió, viendo cómo entregaba a Tyrone a Yutaka que había estado sentado en el mirador de la ventana haciéndoles compañía.

—Tenemos que hablar un momento— explicó Aomine a su hijo—. Por qué no vas a jugar con Yutaka mientras lo hacemos, después volverás con nosotros, ¿te parece bien?

—Sí, padre— asintió bajando de los brazos del doncel de compañía para acercarse a Kise y besar una de sus mejillas y acariciar su vientre—. Pórtate bien y cuida de mamá— susurró.

Tras eso cogió de la mano a Yutaka y los dos desaparecieron por la puerta.

Aomine se aseguró de que ésta estuviera cerrada y que pasara el tiempo suficiente como para que estuvieran alejados de la habitación para luego acercarse a Kise y pedir permiso con un gesto para poder sentarse a su lado, el cual le fue concedido con un asentimiento.

Durante un tiempo se mantuvieron en completo silencio, sin siquiera mirarse o mostrar señales de iniciar una conversación, hasta que Aomine le miró.

—Ya que partiré mañana a la guerra, necesito que sepas algunas cosas que son importantes— el doncel le miró expectante, prestándole toda atención—. Primero te contaré mi historia con Fenriz, debes ser consciente del peligro que representa y el porqué ni Furihata ni yo podemos permitir que se acerque a Tyrone.

Kise asintió mientras le miraba con seriedad y esperaba sus palabras.

—Fenriz vino hace unos años a Arcadia, cuando yo no era más que un militar más en el ejército del rey. Vino como una iniciativa para estrechar los lazos entre nuestro reino y el de Zetroya. La intención de su padre, el rey Ezio, era la posibilidad de un matrimonio con algún alto cargo, como Kagami o alguno de los consejeros o el tesorero, pero las cosas no salieron como el rey quería. A pesar de que Fenriz y yo sabíamos cual era su destino como príncipe, comenzamos a conocernos de una forma más personal, manteniendo nuestra cercanía en secreto para que nadie pudiera saber lo que estaba ocurriendo, mucho menos el rey, quien era el encargado de vigilar por su bienestar al haberlo aceptado como su pupilo por el tiempo que fuera a permanecer en Arcadia. Continuamos manteniendo dicha relación, acercándonos cada vez más el uno al otro hasta el punto en que nos enamoramos, o al menos yo lo estaba de él. Lo amaba, no voy a negarlo.

Tú que decías confiar en mí (Saga Gaia's Tales II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora